«Escribir es fácil [...]. Da igual lo que te pase, lo pones en la página, le das forma y enfoque. En realidad no es muy distinto de filmar un desfile de nubes por el cielo y decir que es una película, aunque hay que admitir que las nubes pueden descender, cogerte en volandas y llevarte a toda clase de sitios, algunos terribles, y luego te pasas años y años sin volver a tu lugar de origen». Estas palabras de Triunfo sobre la tumba, uno de los cinco relatos de El favor de la sirena, el deslumbrante volumen póstumo de Denis Johnson (1949-2017), pueden leerse como una declaración de intenciones o un epitafio. Para el caso, es lo mismo: el autor de Árbol de humo los escribió cuando ya sabía de su cáncer de hígado («Es evidente para usted que mientras escribo esto no he muerto. Pero puede que sí cuando lo lea»), y están atravesados por la invocación de la muerte.

Aquí hay suicidas, espectros, moribundos y futuros ángeles exterminadores. Los narradores, siempre en primera persona, se enfrentan a la experiencia de la muerte con la estupefacción de, sí, un cazador de nubes; ergo la muerte tiene que ver con la literatura, con esa invención del lenguaje que te obliga a mirar la realidad como si la vieras por última vez, con ese halo místico del astigmatismo, el que percibe el aura tras los seres y las cosas.

El cuento que da título a la colección, en verdad extraordinario, sirve como modelo para entender la dimensión confesional, casi autobiográfica, de los cuatro restantes. La puesta en abismo cristaliza aquí en una telaraña de fragmentos que parecen construir una visión del mundo al borde de lo alucinatorio. La voz del protagonista, un publicista que recibirá un premio por su trabajo, se resquebraja en recuerdos que podrían agolparse en una noche febril, y cada uno de ellos es un signo de muerte, que tiene tanto de epifánico como de perturbador.

ENTRE LA LUZ Y LA OSCURIDAD / Es algo que El favor de la sirena comparte con Hijo de Jesús y Sueños de trenes, probablemente una de las más hermosas novelas breves de este siglo: los momentos de revelación están tan cerca de la luz como de la oscuridad. Así las cosas, en este relato, los momentos se acumulan sin que el propósito esté muy claro, hasta que Johnson decide hacer un retrato de su protagonista, darle un nombre y una historia propias, en las últimas dos páginas, que condensan toda una vida que aún espera, rodeada de muerte, un hilo mágico que la hechice.

Siempre hay algo excéntrico en los personajes que colorean los relatos de Johnson: un pintor místico que alguien podría confundir con un exterminador de plagas, un escritor que convive con el fantasma tumoral de dos familiares, otro escritor que imagina lo que le ocurrió al hermano gemelo de Elvis Presley. En su excentricidad está su lucidez, su manera de estar entre dos mundos: no entre la realidad y el sueño sino entre la vida y la muerte. Así son los cuentos de Johnson, liminares, fronterizos, sólidos como un cable de alta tensión, conscientes de la electricidad que desprende ese último suspiro que se queda con nosotros, como el soplo de un fantasma o de un ángel de la guarda.

‘EL FAVOR DE LA SIRENA’

Denis Johnson

L. Ramdom House