Sasha es una niña de ocho años atrapada en un cuerpo de niño. Desde muy pequeña tenía claro que quería ser una niña. El documentalista Sébastian Lifshits captura con estilo delicado y muy atento la experiencia de Sasha y de quienes le rodean.

Porque el conflicto no reside en la aceptación o no de los padres y hermanos. Estos entienden, admiten, aprueban y hacen todo lo posible para que el 'cambio' sea lo menos traumático posible. Al fin y al cabo, lo único que desea Sasha es asistir a las clases de ballet, llevar vestidos de niña y que el resto de niños del colegio no se rían de ella y la consideren por lo que es, por lo que siente.

Los padres son ejemplares en sus razonamientos y comportamientos, así como los hermanos: el mediano le dice a su madre que entiende perfectamente que no le dedique más tiempo a él que a Sasha.

El tejido social

El problema, grave, se encuentra no tanto en el rechazo de algunos niños como en la escasa comprensión de los maestros y el director del centro. Una de las secuencias más devastadora del filme muestra una reunión convocada por los padres de Sasha con personas del pueblo en el que viven, a la que no asiste nadie de la escuela.

Por ello, 'Una niña' explora de forma emotiva tanto la experiencia de este niño que se sabe niña, como todas aquellas trabas e incomprensiones atávicas que sigue procurando el tejido social ante situaciones de estas características.