En 20 años ha habido tiempo para todo, para bajar a Quique González de un escenario porque «había perdido la noción del tiempo» y la gente de la noche ya apremiaba para entrar a La casa del loco discoteca; para acercar a la ciudad a grupos australianos «que nunca habían pisado Zaragoza» o para «apostar por sonidos que no se escuchaban por aquí como el power pop». El que habla es Chema Fernández y en sus espaldas recaen 20 años de programación continuada en La casa del loco.

«Somos la sala que llevamos más tiempo programando en la ciudad de continuo y también en la historia porque ni la Metro ni En bruto duraron tanto», explica Fernández, consciente de que dos décadas de vida son muchas en un sector como el de los conciertos. «Es sorprendente, y lo digo con sinceridad. Es que nunca nos hemos parado a pensar si llevamos tantos años o tal… Nos hemos encontrado aquí de repente, sin parar de hacer cosas pero sin pensar más allá y ahora estamos mejor que nunca, ha habido años malos pero estamos muy contentos».

El nacimiento de La casa del loco como sala de conciertos pilló, rememora Chema Fernández, «en una época en la que en Zaragoza había muy poco movimiento de salas, de hecho yo programaba en La piedra de Blarney y estábamos casi solos haciendo conciertos, no había nada más». Pero se dieron una serie de circunstancias: «La casa del loco era un salón de baile lo que pasa es que ese negocio también estaba de capa caída y se decidió abrir una discoteca que incluyera conciertos gratuitos para promocionarla… Como había poco movimiento en la ciudad, la gente se volcó. Los dos primeros años fueron espectaculares» recuerda Chema Fernández.

Ya entonces, la apuesta era clara, «tener una programación muy variada con cosas que no se solían ver en Zaragoza guiada por mi gusto y luego entramos en el circuito de los grupos nacionales que salían de gira, como La habitación roja, que fue uno de los primeros conciertos de la sala».

«Si no viene gente no tiene mucho sentido por lo que siempre hemos tenido una voluntad real de hacer cosas que estén bien y de seguir un camino pero simultáneamente hay un deseo claro de hacer que llegue a la gente, no queremos ser una sala underground», asegura el promotor quien destaca el papel de los socios de La casa del loco, que «nunca han puesto en duda la apuesta por los conciertos».

Entre los grupos y artistas nacionales, por el escenario de la sala han pasado grupos como Love of lesbian o Pereza, «que ahora llenan sitios mucho más grandes». Y con Quique González tiene una historia curiosa: «Siempre recuerda que es la única vez en la historia que le han pagado de más. Lo escuchamos, nos gustó y decidimos traerlo cuando lo no conocía nadie. Fue tan bien el concierto y a los propietarios les gustó tanto que le pagaron más de lo apalabrado», recuerda Chema Fernández. E incluso ha tocado alguien inesperado en La casa del loco: «Jamás hubiera visualizado a Labordeta cantando aquí porque parecían dos mundos aparte. Y lo hizo, en un concierto de apoyo a La campana de los perdidos».

Con respecto al futuro, Chema Fernández es, como lo ha sido hasta ahora, cauto: «Pienso en la temporada que viene y punto. No se puede hacer una planificación a cinco años… ¿Y si la gente deja de ir a conciertos?», concluye.