Augusto fue el hombre más poderoso del mundo y tenía a su cargo a los ejércitos más terroríficos del mundo... pero un poeta hizo tambalear su imperio. "Lo descubrí por casualidad y me maravilló. Que los versos de un poeta amenazaran el imperio de Augusto me parece un argumento mejor que shakesperiano. De repente, vi reivindicado el poder de la palabra en ese punto porque Augusto se tomaba en serio a los poetas, creía que podían cambiar la conciencia, la mentalidad y la conducta de las personas y, por eso, consideró a Ovidio su enemigo más profundo hasta desterrarlo a un exilio terrorífico". Víctor Amela ha construido alrededor de este conflicto entre el emperador Augusto y Ovidio Amor contra Roma (Ediciones B), una novela histórica con muchos componentes de aventuras y que ayer presentó en el hotel Don Yo, dentro de la programación de la Feria del libro de Zaragoza. "Me permití coger la figura de ese poeta y jugar con ella; seguir sus pasos por las fiestas y orgías y resucitar ese período histórico de manera amena y legible", arrancó el escritor.

UN JOVEN IBERO DE LESERA

Amor contra Roma cuenta la historia de Urgídar, un joven ibero de Lesera (un poblado al sur del río Ebro que el autor ha introducido como homenaje a sua antepasados, originarios de la zona), que viaja a Roma en el año 12 a.C. para formarse como orador y poeta. Allí conoce a Ovidio y es testigo del encontronazo entre el poeta y un emperador (Augusto) que, entre otras cosas, había instaurado el matrimonio obligatorio, sanciones si no se tenían hijos y penado el adulterio.

En ese mundo, Ovidio escribió la Ars Amatoria "en la que se atrevió a decirle al hombre romano, quizá sea más divertido ligar, conquistar una mujer que dominar un país o someter a los bárbaros germanos. Y pasó que los jóvenes romanos le hicieron caso y siguieron sus indicaciones" lo que provocó que Augusto viera con terror cómo su rigidez moral era desafiada. Y es ahí, asegura el propio Amela, de donde beben nuestras relaciones en la actualidad ya que "algo tan evidente como buscar el placer mutuo o el orgasmo femenino hasta ese momento no estaba ni considerado. El hombre romano tenía que ser un hombre de acción, conquistar, violar y, en todo caso, engendrar, cuando le tocaba".

La novela transcurre hasta el 18 después de Cristo, año en el que muere Ovidio y cuatro después de que lo haga Augusto, un emperador que retuvo su poder durante 44 años, "una barbaridad para la antigüedad. Era un hombre extraordinario y este mismo llega a un punto en el que programa su propia muerte para evitar pugnas intestinas, evitar guerras civiles y rebeliones internas. Lo dispone todo para que el poder recaiga en Tiberio... pero, de repente, se encuentra mejor y eso es una gravísima contrariedad. Tanto que Livia le practica una eutanasia compasiva y política", desgranó Amela que ha escrito una novela histórica, pero siempre buscando el equilibro con la acción y las aventuras. "Mi pretensión es conseguir un equilibrio de modo que el lector que quiera disfrutar con una intriga pueda hacerlo con Urgídar, y, por otro lado, que ese lector al que no le han explicado en la escuela todo esto, cuando acabe la novela piense, ya sé lo que pasó y que conozca a Augusto y qué le movía". Para Amela, concluyó, "las grandes lagunas del sistema educativo que nos han llevado a no saber quién era Ovidio, explican el éxito de la novela histórica".