-¿De dónde surge su vocación actoral?

-Es una pregunta que me hago a mí mismo muchas veces y no sé muy bien todavía como contestarla con exactitud. Si vuelvo a mi infancia recuerdo que en mi pueblo, en el barrio de mi abuela, se hacían muchas fiestas. A veces se hacían espectáculos en la calle y recuerdo que alucinaba con lo que hacían encima del escenario y con cómo movían a toda la gente que había abajo.

-¿Cómo surge la idea de Johnny Chico?

-Surge de un texto australiano que se llama Go by night. El verano pasado estaba una noche aburrido en Nueva York y empecé a mirar textos. Yo llevaba algún tiempo en el que me elegían para proyectos, pero había algo dentro de mí que me decía que mostrase una vertiente que como actor no había enseñado aún, y buscando proyectos llegó este. Leí el texto y me cautivó desde las primeras páginas, porque el detonante es un poco fuerte, es la muerte de una madre y yo tengo una relación muy estrecha con mi madre. Conforme lo leía me di cuenta de que esa la historia que yo llevaba tiempo buscando y queriendo contar.

-¿De qué trata este monólogo?

-Para mí es la búsqueda de un chico de clase obrera de su identidad, y de sí mismo. Me gusta porque habla de dejar de lado la dicotomía hombre-mujer. Etiquetamos muchísimo para todo y me gustaba porque Johnny Chico no lo etiqueta y deja a un lado el hablar de género para hablar de personas que en algún momento pueden desarrollar más un lado femenino o un lado masculino.

-¿Cómo describe a este personaje?

-Es un chaval que ha tenido un pasado muy duro. Es como si su vida fuera una piscina en la que va nadando y constantemente, por las circunstancias que la vida le ha dado, le van tirando para abajo y él no intenta más que aferrarse a lo que puede para sobrevivir. La madre muere nada más empezar la obra, su padre es un maltratador, tiene un hermano yonqui. Ha tenido una vida muy dura e intenta buscar su lugar en el mundo, pero no va a ser un camino para nada fácil. Pese a eso es un luchador nato, está muy perdido, muy solo y tiene que buscarse las castañas y encontrarse a él mismo.

-¿Es su primer monólogo?

-Sí, y era algo que me apetecía mucho. Me divido en seis personajes distintos en la función y era algo que me apetecía mostrar. En la obra se ve a Johnny, pero también a su madre, a una travesti argentina, al chico que le gusta. Me apetecía mucho hacer un trabajo en el que lo que contase se pudiera ver en torno a mí.

-¿Qué ha sido lo más complejo a la hora de abordar este formato?

-Ha sido un proceso cocinado a fuego lento. Me encargué de la traducción, elegí el nuevo título, y para mí lo más complicado que hice fue las horas de estudio y los ensayos. El texto es bastante crudo, bastante duro y al final es un viaje tan heavy, tan duro que salgo de la función algo trastocado.

-Tras cultivar la comedia, ¿fue complicado volver al drama?

-Creo que a todos los actores nos pasa un poco que si no nos desgarramos entre el público no nos sentimos actores, y yo llevaba mucho tiempo haciendo reír a la gente, pero mi primer papel fue en Física o química, donde interpretaba a un chaval al que hacían bullying y que secuestraba y mataba al personaje de Javi Calvo. Mi base es el drama, lo que pasa que la vida me ha llevado hacia otros lugares donde me siento comodísimo. Pero como actor inconformista que soy, me apetece sentirme incómodo y la verdad que me pone el drama y hacer este mundo.

-¿Qué siente cuando hace reír a la gente?

-Tengo un muy buen amigo al que conocí hace muchos años y cuando llegué a Madrid me decía que hiciera comedia, porque en mi vida real soy muy mamarracho y muy bobo y me encanta hacer reír a mis amigos, creo que es algo que viene muy intrínseco en mí. Me siento feliz haciendo reír a la gente. Es muy bonito que te escriba gente diciendo que su hijo está en un hospital y nosotros le sacamos una sonrisa, se me pone la piel de gallina porque me parece precioso.

-¿Prefiere el teatro o las series?

-Como actor prefiero el teatro. Me encanta recorrer el camino en vivo y sentir con la gente lo que está sintiendo en ese momento. La tele quieras que no, es más industrial, tienes que repetir hasta que tengan todos los planos de todos los lados, la magia del teatro es algo incomparable.

-Interpretas a Alba Recio en La que se avecina

-Fue muy curioso, porque yo hice un casting para Cuéntame, y la directora de casting era la misma que en La que se avecina, y cuando me vio en esa prueba vio que físicamente de alguna manera daba el pego si me vestían de mujer. Entonces, yo estaba trabajando de camarero, y recuerdo que me llamaron, me hicieron una prueba de vestuario, les gustó y me dieron solo medio guion. Era el último capítulo de la octava temporada, creo que estaban a la espera de ver lo que hacía para ver cómo seguía la historia, y si yo seguía en ella. Les gustó y ahí sigo, subido a los tacones.

-¿Qué es lo más complicado de interpretar a este personaje?

-Para mí lo más complicado es lo externo. El tener que estar depilándome, llevando tacones, o el hecho de tener levantarme antes por el tema del maquillaje, que tardo cincuenta minutos en tenerlo preparado. Detrás hay un trabajo brutal de maquillaje, vestuario, las prótesis de las mamas, de las caderas, es más farragoso eso que cuando llego y me pongo a interpretar, porque la principio sí que puede que me ayudase un poco más la directora con los temas de gestualidad, pero eso es algo que ya he interiorizado y adaptado.