"Mi maestra, ha sido como mi madre. Gracias a ella estoy donde estoy", así ha recordado el bailarín y coreógrafo Víctor Ullate a la bailarina María de Ávila de quien recibió clases.

"El que yo me haya dedicado a la danza es por ella, ella es la responsable porque me dio una base muy sólida para que pudiera entrar en el Ballet del siglo XX de Maurice Béjart. En los comienzos nadie es autodidacta y si no tienes unos buenos principios es imposible", ha contado a Efe el bailarín, que recibió clases de "Lola", como se la conocía familiarmente, de 1956 a 1965, "siendo un niño".

Ullate (Zaragoza, 1947) ha recordado a su "maestra" como una persona "muy detallista" para la colocación de la espalda y la cabeza durante las clases de danza. Pero lo que más le "marcó" en su carrera fue la "ilusión" con la que, durante esos años, vivió la danza.

"Conocíamos las compañías a través de ella. Ella nos ha contado la historia de la danza en ese Zaragoza, mi ciudad, a la que quiero mucho, en ese cine Coso, en el quinto piso, donde tenía su estudio. Ahí aprendimos a bailar", ha recordado el bailarín muy emocionado.

María de Ávila era una mujer "súper elegante". "Era la refinación, la clase. Fue una madre para mi. Estaba mi madre y María", ha explicado.

Además, ha confesado el lado más cercano de la bailarina sacando a colación la última visita que le hizo en Zaragoza hace una año y medio: "Me fui a verla y me daba de su café con leche. Yo le preguntaba que si recordaba y ella me decía que sí, que era el primero".

En este sentido, Ullate ha reconocido que se siente "satisfecho" de que su maestra le haya "visto triunfar". "En uno de los viajes que hice me dijo que estaba muy tranquila y muy contenta porque había sabido transmitir la danza como ella la había transmitido".