Cuando algún periodista curioso le preguntaba por su futuro epitafio, Cary Grant respondía: "Tuvo suerte y lo sabía". La frase no figuró en su tumba, pero define a la perfección la elegancia que el actor supo desplegar a lo largo de 70 películas que le mostraron seductor y dueño de sí mismo sin pedantería.

Hoy, cuando se cumplen 100 años de su nacimiento, su imagen sigue siendo perfectamente moderna, ya aparezca en una película de los años 40 como Luna nueva o muchos años después, en una comedia como Charada, a punto de cumplir 60 años y seduciendo a una jovencita Audrey Hepburn. Prueba de su incombustibilidad es que su nombre vuelve a aparecer cada vez que un actor, llámese Hugh Grant o Ben Affleck, destaca en las artes de la comedia.

Grant se hizo a sí mismo y cuando hubo construido su personaje, se blindó. Tanto, que sus biógrafos encontraron muchas dificultades para conocer su intimidad. Barbara Hutton, su segunda esposa y una de las mujeres más odiadas de EEUU, dijo: "Si en el cine se mostraba alegre, despreocupado, divertido y hasta travieso, en la vida real era un hombre muy serio".

Cary Grant se llamaba Alexander Archibald Leigh. Sonaba a aristocrático, pero en realidad era hijo de una familia humilde de Bristol (Inglaterra) con un padre ausente y una madre que permaneció durante 20 años en una clínica psiquiátrica afectada por depresiones.

El miedo a esa enfermedad persiguió al actor a lo largo de su vida y le llevó a hacerse tratamientos con LSD, en los años en los que la droga aún era considerada legal en EEUU. Pese a todo, se montó un buen revuelo cuando el actor confesó a un periodista haberla utilizado para librarse de sus ataques de timidez.

El actor llegó a EEUU siendo un adolescente. Sus primeros intentos de triunfar en Hollywood no auguraron un futuro brillante. Cuenta la leyenda que fue Mae West, toda una autoridad en hombres, quien le descubrió. A la actriz le encantaba contar el encuentro: "¿Quién es ése?", preguntó a uno del estudio "Es Cary Grant, está rodando Madame Butterfly". "Por mí, como si rueda Blancanieves, si sabe hablar, me lo quedo". Pero la historia es inexacta porque ya había actuado junto a Marlene Dietrich en La venus rubia .

Lo que no había desarrollado todavía era su inconfundible estilo, que sólo surgiría frente a Katharine Hepburn. Juntos hicieron La gran aventura de Silvia, La fiera de mi niña, Vivir para gozar e Historias de Filadelfia .

Otro de los secretos mejor guardados de Hollywood tiene que ver con la posible homosexualidad del actor, que se casó fugazmente cinco veces. El único de sus matrimonios que duró casi 10 años fue con Betsy Drake. The National Enquirer dijo al respecto: "El verdadero motivo de la felicidad doméstica de Cary Grant reside en el hecho de que a él le gustan los chicos y a ella, las chicas. De este modo, ninguno de los dos está celoso".

No eran los primeros rumores de ese tipo. En sus inicios en Hollywood compartió casa con su amigo Randolph Scott. En 1977, Grant negó esos chismes en una entrevista en The New York Times y tres años más tarde puso una querella a Chevy Chase, que le llamó homosexual en TV. Como respuesta, la revista In Touch recuperó una vieja foto en la que Grant y Scott desayunaban juntos como una pareja bien avenida.

Cuando el paso del tiempo le impidió seguir manteniendo el tipo, se retiró como directivo de una firma de perfumes. Nunca consiguió que le dieran un Oscar, aunque Hollywood reparó el error con una estatuilla honorífica.