Entre Buenos Aires y Zaragoza hay más de 10.000 kilómetros. Aproximadamente la mitad es la distancia que separa a Estados Unidos de Francia. Y, entre tantos lugares, de aquí para allá, viajan los lápices y las ideas de Philippe Charlot y David López. Uno, el francés, es guionista y músico; el otro, zaragozano, es dibujante. Los dos triunfan con sus cómics. Charlot en medio mundo trabajando para una editorial francesa; y López dibuja superhéroes para Marvel (que cuenta, en su catálogo, con X-Men, entre otros). Ambos protagonizan esta tarde en el Drinks & Pool Aranda (a partir de las 19 horas) un encuentro de cómic que estará moderado por el periodista y divulgador de cómic Óscar Senar.

Ventas desiguales

"En realidad son dos mundos muy diferentes --arranca el debate David López-- porque yo, por ejemplo, tengo que dibujar veinte páginas de un número de X-Men en un mes y ellos tienen un año para acabar ese libro". La diferencia en cuanto a producción también es sustancial: "Los superhéroes te hacen vender desde los 60.000 ejemplares de los primeros números a los 30.000 que es lo que estaremos vendiendo ahora. Cuando bajan a 20.000 se empiezan a cerrar colecciones", explica López ante la mirada atónita y divertida de Charlot que replica con ironía: "Éste --dice señalando a su cómic-- cuando vende 20.000 empieza a ir así asá". En la conversación, inevitablemente, también surge la diferencia de honorarios de uno y de otro, pero también las horas de trabajo: "¿Ocho horas? Muchas más, diez, once...nunca paro", asegura el dibujante.

Para su último proyecto, el más ambicioso, Le train des orphelins (El tren de los huérfanos), Charlot, que reside en Buenos Aires, trabaja con el dibujante belga Xavier Fourquemin. "Lo hacemos por internet. Cada mes yo le envío el contenido de las páginas que va a hacer...", dice cuando le interrumpe López: "¿No acabas el guion entero?" "La versión definitiva, no. El proceso de imagen a imagen lo hago cada mes porque me permite reaccionar con lo que hemos hecho antes y así puedo mover un poco las cosas. Además, así puedo ver que hay cosas que no le gustan mucho dibujar e igual darle un poco más de recorrido a un personaje que a él le guste", replica Charlot. Primero se dibuja todo el cómic a lápiz para, a continuación poner los bocadillos. Sobre eso se hacen las primeras correcciones y, a partir de ahí, se entinta y se colorea del tirón antes de rotularlo.

"Mi forma de trabajar es totalmente diferente porque tengo otro tipo de plazos", asevera López que explica más o menos cuál es su ritmo a la hora de dibujar: "A mí me llega el guion definitivo de 20 páginas. A partir de ahí, la primera semana del mes me hago los bocetos de página de todo el cómic. Con la guionista que estoy trabajando sí me gusta hablar con ella con Skype sobre el guion. Durante las otras tres semanas, las dos primeras son para los lápices y la tercera semana, que es la cuarta del mes, para terminar las tintas de todo". "A mí lo que me gusta de esa manera de trabajar es que se ve que son trabajadores --dice Charlot-- porque a veces he trabajado con dibujantes que se consideran artistas y, ya sabes... ¡Un dibujante de cómics no es un pintor que puede esperar hasta que viene la luz, es un trabajo!" "Yo soy bastante estructurado pero es que lo haces así o no llegas... hasta Picasso decía que la inspiración te tiene que llegar trabajando".

La conversación deriva hacia la relación entre el cómic y la música. Charlot, que además de guionista es músico, se confiesa: "Yo no puedo escuchar música escribiendo. Lo he intentado, pero después de dos minutos ya solo escucho lo que suena. No soy como los dibujantes, que lo hacen mucho, todos y muy fuerte...", le lanza el guante a David López que recoge: "Yo soy muy comedido... Cuando escribo, me canso un montón, pero cuando dibujo, no, porque vas pensando en tus cosas y utilizas un área del cerebro diferente al del lenguaje. En cambio, Philippe ve la música como un lenguaje. Yo, por ejemplo, puedo ver series de televisión pero con las de animación, me cuesta mucho más porque me fijo en los dibujos, los analizo, pero no me pasa lo mismo con la música...". "Es que cuando dibujas puedes hacer otras cosas, pero el guion no se puede dejar a mitad, lo haces o no. En ese sentido es horrible" concluye Charlot.