Hace unos días, una encuesta de la sociedad de autores británica ALCS desvelaba que solo el 11,5% de los escritores del Reino Unido podían vivir de su trabajo, cuando en el año 2005 eran el 40%. ¿Si esto sucede en un país donde el mercado del libro se ha reducido en cifras muy soportables, qué sucederá en España donde las ventas cayeron el 30% en cuatro años, como el lunes desvelaron los editores? "Si miramos las liquidaciones de derechos, y los adelantos, si digo que se está pagando un 40% de lo que fue, a veces me quedo corto", responde Pau Centellas, presidente de la asociación de agentes literarios, Adal. Si se recurre a las únicas cifras disponibles, la entidad de gestión Cedro ha pasado de repartir 30 millones de euros al año a nada, y la Federación de Gremios de Editores de España reconoce haber abonado en el 2013 en concepto de derechos de autor 164,6 millones de euros frente a 213,8 en el 2009 (un 23% menos). Solo en estos dos conceptos, 80 millones menos al año.

En Aragón no hay datos concretos para la comunidad pero lo que está claro es que aquí "no se puede vivir de la escritura", arranca José Luis Corral, presidente de la Asociación Aragonesa de Escritores, que señala que "la inmensa mayoría tienen otros trabajos, pero siempre ha sido así".

"ESTO SE HA DESPLOMADO" "Es cierto que hubo cierta alegría, como en otros sectores, con adelantos que no se podían amortizar, pero esto se ha desplomado totalmente, es un síntoma de que el mercado está cayendo de forma estrepitosa", añade Centellas. Pero aparte de ser consecuencia de una crisis de consumo y de la decisión de muchos lectores de no pagar por los libros que se descargan a la brava, esta situación pone en cuestión la posibilidad misma de que el escritor, más allá de una reducida élite, puedan mantener su profesionalización.

"A nuestros autores les dejamos claro que muy pocos de ellos podrán vivir de esto", advierte la agente literaria Sandra Bruna. "Muchos ya no se lo plantean, su objetivo es escribir", añade Centellas.

Un panorama del que discrepa Bruno Nievas, un pediatra almeriense que es el paradigma del autor crecido desde la autopublicación y que ha dado el paso a Ediciones B. "También es cierto que ahora mucha más gente puede publicar. Y se puede vivir de la literatura; rotundamente sí. Siguen surgiendo gente como Dolores Redondo, María Dueñas, ahora Mikel Santiago... depende de si hay un libro bien escrito, en el sentido de que sea un libro que se venda. Y para la literatura siempre habrá espacio: pero Cervantes fue recaudador de impuestos y soldado...".

"A lo largo del año se publican muchos libros --apunta Corral-- pero casi ninguno alcanza una tirada de 100.000 ejemplares. La media está en 2.000 y, suponiendo que cada autor se lleva un euro por ejemplar, estamos hablando de 2.000 euros al año... Que alguien me explique cómo se puede vivir con 150 euros al mes".

Pero si el mercado español está en crisis, hay otros que no. O no tanto. ¿Son las traducciones una vía que cuadre los números? En muy pequeña medida, apunta la agente Sandra Bruna. Y no solo porque no todos los escritores consigan cruzar fronteras. "Hemos vendido 13 traducciones del último libro de uno de nuestros autores. Y le están pagando la mitad que por el anterior. Son cifras muy bajas, pero se aceptan para seguir estando presente en esos mercados", explica la agente.

El caso es que, señala Joaquín Casanova, presidente de la Asociación de Editores de Aragón, "se publica casi el mismo número de títulos que antes de la crisis pero la tirada ha bajado en torno al 30%. No se puede perder la oportunidad de estar en el escaparate pero, al vender menos, las tiradas son menores y todo repercute en los ingresos de la cadena que va desde los impresores hasta los libreros".

Y en cuanto al estudio británico con el que se abre el artículo. Para ser precisos, los ingresos de los escritores solo han caído un 28% desde el año 2000 al 2013. Aunque las ventas han bajado mucho menos que en España, el problema es otro: con un ley que permite descuentos libres, aprovechada a fondo por Amazon, y con la edición electrónica a bajo precio mucho más consolidada, los márgenes de beneficio de las editoriales han sufrido incluso por encima de lo que indican las cifras de ventas, así que los autores también han pagado el pato.

Visto así, aunque sea un pobre consuelo, el desastre en España aún podría ser mucho mayor. Pero es que podría serlo. "Las cifras espantan. Los editores te dicen que el mercado baja, que seguirá bajando y que puede llegar a perder el 50%", advierte Sandra Bruna. Algo que refrenda Casanova: "Yo tengo una perspectiva pesimista".