Su carrera abarca más 55 años. Ha participado en 40 películas, en una treintena de obras de teatro y publicado unos 35 discos, así que nadie mejor que Ana Belén para protagonizar una nueva sesión del ciclo Trayectorias, que ayer llenó el Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, con su charla con Luis Alegre.

Ante un público entregado glosó su trayectoria, «de las más brillantes y extensas», según Alegre, y habló también de su relación con Aragón, que ha visitado en numerosas ocasiones cantando, con obras de teatro, rodando películas en Teruel... y la penúltima, en la entrega de los premios de la Fundación Labordeta. «Cuando llevas tantos años en la profesión... he venido en todos los formatos a Aragón, he venido a cantar, a hacer cine, teatro, o sea que, tengo relación de las tres maneras de acercarte a la gente, muy en directo con los conciertos y el teatro, viviendo temporadas largas de rodajes», aseguró, para luego también recordar a los amigos. Eso le hace ser muy querida con el público. «Parece que me quieren, ¿verdad?, siempre», reconoció al ver que el público había estado esperando más una hora para oírla hablar de su trayectoria.

En los últimos años se ha prodigado más en el teatro y en la música. De hecho, el año pasado se subió a las tablas con El faro, de Luis García Montero; y publicó su último disco, Vida, que vendrá a presentar próximamente. «Empezaré a cantar a finales de mayo, así que no sé si vendré a finales del verano porque aún no sé fechas, pero sí, vendré», explicó.

En cuanto al cine, su última aparición fue en el 2016 en La reina de España, de Fernando Trueba; y aunque a ella es un género que le apasiona, reconoce que «no me ofrecen mucho trabajo en el cine», aseguró con un gesto de incredulidad, para luego señalar que «trabajar en los rodajes me hace feliz, me gusta el ambiente que se genera». Por eso, hizo hincapié en que le da «un poco de pena, pero como no estoy en mi casa parada sino que estoy haciendo otras cosas, pues no me paro a pensar si me falta el cine o no, hago teatro, que es otra forma de interpretar, pero sí que cuando de repente lo pienso... sí me gustaría hacer alguna peliculilla».

Tiene un proyecto en cartera del que no puede hablar. «Pensaba que iba a ser más rápido pero es una película de la que están pendientes de la financiación», señalo. Se trata de un «proyecto muy interesante sobre el papel pero no puedo hablar porque todavía no se sabe cuando se va a hacer».

GRANDES INTERPRETACIONES

Preguntada por qué faceta le ha dado más alegrías, respondió contundente que el teatro porque «es muy absorbente, trabajoso y requiere mucha energía el ir día a día al teatro para hacer la función, pero creo que ese trabajo que requiere tanta energía interior saca lo mejor de mí. Siempre lo he creído, incluso en las épocas que he hecho más cine», dijo, porque al «volver al teatro, que lo hacía más espaciadamente, siempre he pensado que era como volver a la casa madre, a la nave nodriza».

También cree que sus mejores trabajos pertenecen a este género. «Puedo estar descontenta con cosas que he hecho en el cine, aunque también grandes trabajos; pero en el teatro, aunque no tengo la posibilidad de verme y juzgarme, un actor sabe perfectamente si ha acertado o no», afirmó. Y es aquí donde «tengo la sensación de que he tenido personajes maravillosos y he trabajado con los mejores directores y compañeros... El teatro no te exige medias tintas, te exige todo; eso y la música y el cine, todo. Y esta profesión yo no la entiendo si te quedas a medias tintas». Ha sido sobre las tablas donde ha interpretado a las tres heroínas del teatro griego, Medea, Fedra y Electra, pero también a Antígona en 1975 de la mano de Narros y a Helena de Troya en un musical.

REFERENTES

Ana Belén considera que tiene muchos referentes. Uno, Berta Riaza, «una actriz que no hizo mucho cine, televisión muy contadas veces y que yo tuve la suerte de trabajar cerca de ella, en el momento en el que empezaba a crear un personaje yo la veía y pensaba yo quiero ser esto y llegar a esto que Berta Riaza es, una actriz maravillosa, tan de verdad»; pero no es su único referente, ya que tiene la suerte de «haber conocido y trabajado con gente estupenda, actores estupendos» muchos de los cuales ya no están.

Si tuviera que quedarse con uno «y lo saben todos los directores con los que he trabajado, sería Miguel Narros, mi maestro, que casualmente empezó a trabajar con Berta Riaza», consideró. «Y es que esa fue una generación que empezó a trabajar con muchas ganas, con ganas de saber, investigar y de embarcarse en cosas que en aquella época parecía impensable porque era una época muy complicada», recordó la actriz. El realizador José Luis García Sánchez es otro de los nombres, uno que primero fue amigo y después «tuve la suerte de que trabajáramos juntos». De hecho, reconoció que los personajes de sus películas son tan «arquetípicos» que siempre ha querido que la incluyesen «dentro de su galería de frikis». O Lluis Pasqual, que le dirigió en el montaje teatral La hija del agua.

Eso respecto al pasado, pero ¿las nuevas generaciones? «Los veo preparadísimos, buenos actores, directores, una gente tan preparada que da mucho gusto los trabajos que hacen, encontrarte con películas de ellos, es una generación fantástica».