La televisión es un medio al que los cineastas suelen acudir cuando quieren disponer de más metraje para contar sus historias, y por tanto se antoja menos atractivo para autores como Nicolas Winding Refn, cuyo cine privilegia la experimentación formal. Y sin embargo ahí estaba el danés ayer, en Cannes, presentando la ficción criminal de 13 horas repartidas en 10 episodios que ha dirigido para Amazon. Y aunque resulta imposible sacar conclusiones sobre Too old to die young exclusivamente a partir de los únicos dos episodios proyectados aquí -por algún motivo, el 4 y el 5 en lugar del 1 y el 2-, sus 138 minutos dejan claro que a Refn siguen interesándole los personajes moralmente cuestionables, el ritmo narrativo comatoso, los estallidos de ultraviolencia y los paisajes nocturnos tintados de neón.

«Recuerdo que, cuando estaba rodando The neon demon estaba empezando a tener mucho éxito desarrollando contenidos originales, y todo el mundo me aconsejara que hiciera televisión», recordaba ayer NWR, como le gusta de autodenominarse, convertido en autor de talla internacional tras presentar Drive (2011) en este mismo festival. «Yo no veo la tele, pero sentí curiosidad por la nueva forma de comunicación con el espectador que las series estrenadas en las plataformas de vídeo bajo demanda representan». En todo caso, él considera que Too old to die young no es una serie sino una película extraordinariamente larga. «Y creada para el streaming, que es el futuro».

En el centro de su narración se sitúa un detective de Los Angeles que hace horas extra como asesino a sueldo y que transita por un submundo criminal poblado por mafiosos rusos, yakuzas y pornógrafos depravados.

El metraje estrenado en Cannes incluye algunas escenas que se cuentan entre lo mejor de la filmografía de Refn, pero también posee todos los tics estilísticos que lo han convertido en uno de los cineastas más divisivos del panorama actual. En todo caso, incluso sus más rabiosos detractores reconocerán su ojo único para encuadrar y componer imágenes, y para llenarlas con exquisitez de color.