La película 'Las niñas', de Pilar Palomero, ha sido la gran triunfadora en la gala más extraña de la historia de los Goya. La ópera prima de la directora zaragozana se llevó el premio a mejor película y conquistó cuatro de las nueve candidaturas a las que optaba. Palomero ganó el galardón a mejor dirección novel y a mejor guion original, mientras que la cinta también se llevó el cabezón a la mejor dirección de fotografía (Daniela Cajías).

Lamentablemente, la alegría no fue plena porque los otros dos aragoneses que forman parte del equipo de 'Las niñas': Arantxa Ezquerro (nominada a mejor diseño de vestuario) y Carlos Naya (mejor canción original) no lograron llevarse sus respectivas candidaturas. A pesar de ello, la ópera prima de Palomero cierra un año de ensueño tras vencer en Málaga en agosto, en los premios Forqué en febrero y esta misma semana en los Feroz.

El cine aragonés aún podría haber vuelto de Málaga con más galardones si Javier Macipe se hubiera llevado el premio al mejor cortometraje de ficción con 'Gastos incluidos'. El turolense ya optó a llevarse el Goya en esta misma candidatura en la edición del 2016 con 'Os meninos do rio', y este sábado no ha logrado resarcirse. También si la joven protagonista de 'Las niñas', Andrea Fandos, hubiera podido optar a su candidatura (no podía al no superar los 16 años de edad). Palomero ha subrayado en reiteradas ocasiones que la joven actriz es «el alma de la película».

Con el triunfo en los Goya, la ópera prima de la zaragozana cierra un año de ensueño. Las niñas ya ganó en agosto del 2020 el Festival de Málaga, en los Premios Forqué se confirmó que iba a ser una de las películas del año después de que consiguiera el reconocimiento al Mejor Largometraje de Ficción y en los Feroz del pasado martes logró tres estatuillas: mejor película, mejor dirección y mejor guion.

Además, la ópera prima de Palomero ha conseguido dar un impulso al cine aragonés, que hasta este sábado tenía diez cabezones. Ahora suma 13. El presidente del Ejecutivo autonómico, Javier Lambán, y el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, felicitaron a Palomero a través de Twitter.

La gala, que ha contado con el actor Antonio Banderas y la periodista María Casado como maestros de ceremonia, no ha contado este año con la presencia de los nominados, que siguieron el acto de forma telemática por culpa de la pandemia.

La directora zaragozana, que ha seguido la gala junto a los nominados en el salón de un hotel de Barcelona (ciudad en la que reside), se ha mostrado exultante en sus intervenciones. Cuando ha recogido el Goya a la mejor dirección novel, Palomero se lo ha dedicado a su familia (a su madre, «por ser un ejemplo a seguir») y a todo el equipo de la película, mientras que cuando ha intervenido al recibir el premio a mejor guion original ha asegurado que este estaba escrito «a muchas manos», incluidas sus compañeras de clase de 'las escolapias' de Zaragoza

Pilar Palomero estudió en este colegio desde los 4 hasta los 14 años. Su ópera prima como directora de cine va de monjas (no contra ellas). Y de niñas que se asoman a la adolescencia. Y de madres solteras y prejuicios. Y de la España de los 90 y la música que se escuchaba en cintas grabadas. Las niñas no es un drama de denuncia contra la educación religiosa. Es una brillante película que narra los sentimientos de una cría que está empezando a dejar de serlo.

El largometraje, que también ha logrado un gran éxito de taquilla pese a la pandemia, cierra de esta forma unos meses de ensueño desde que se estrenó en la Berlinale en febrero del año pasado, antes incluso de la irrupción de la pandemia.

La extraña noche de los Goya pandémicos, sin público en la platea del Teatro Soho Caixabank de Málaga y con entrega virtual de premios a través de Zoom, ha tenido en Salvador Calvo a otro de sus grandes triunfadores, pues 'Adú', su doloroso y, al mismo tiempo, esperanzador tríptico sobre el drama migratorio y las despiadadas barreras que separan África de Europa, le ha proporcionado el Goya a mejor director. Por su parte, el joven francés Adam Nouru se ha llevado el premio a mejor actor revelación, siendo el primer intérprete de raza negra que gana un Goya .

El cine español ha lanzado un valeroso, casi emocionante, desafío a la pandemia y sus estragos. Han sido meses extraños, devastadores, que han dejado al sector a la intemperie, pero la gran fiesta de los Goya logró proyectar luz e ilusión. «Se os echa de menos, mucho», ha dicho Antonio Banderas, magnífico maestro de ceremonias del acto, en alusión a los ausentes forzosos, los premiados, que hubieron de vivir el festejo de forma virtual desde sus casas. En cualquier caso, en el escenario brilló la mayor constelación de estrellas del cine español inamginable, con Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, J.A. Bayona, Paz Vega o Alejandro Aménabar, entre otros muchos, anunciando el nombre de los ganadores.

Una gala sobria y elegante

La de este sábado ha sido una gala necesariamente sobria y elegante, desprovista de licencias frívolas, pues la situación no está para zarandajas, presentada con innegable prestancia por Banderas y María Casado. La extraña condición 'online', aunque parezca raro, dio frescura a los agradecimientos y aligeró el ritmo de una velada que en los últimos años se había dilatado hasta la indigestión. Los números musicales se redujeron a la mínima expresión (Nathy Peluso, Vanessa Martín, Diana Navarro y Aitana) y solo hubo necesario espacio extra para el homenaje a Berlanga o la entrega presencial del Goya de Honor para Ángela Molina. «No es la gala que habríamos querido celebrar, pero nada en estos tiempos es como queremos», declaró Mariano Barroso, presidente de la Academia, que reivindicó el poder «sanador» del cine durante este año de pandemia y reclusión: «Lo hayamos visto como lo hayamos visto, sea en salas o en casa, el cine, de algún modo, nos ha curado».

Como curativo, o reconstituyente al menos, fue el fabuloso paseo de estrellas internacionales como Tom Cruise, Robert De Niro, Laura Dern, Al Pacino, Nicole Kidman, Hoffman, Helen Mirren, Charlize Theron, Sylvester Stallone, Dustin Hoffman o Monica Bellucci (más estrellas que en el cielo, muchas más) dando su apoyo al cine español a través de pequeños vídeos grabados (o audios, como el de la siempre incomparable Barbra Streisand).

El resto de premios a las mejores interpetaciones respondieron a las previsiones, aunque el listón estaba alto y la competencia era feroz. Patricia López Arnaiz se llevó el galardón a la mejor actriz por su descomunal trabajo en 'Ane'. Y Mario Casas, al fin, conquistó su primer Goya por su adrenalínica interpretación en 'No matarás'. Premio tan merecido el de mejor actriz de reparto para Nathalie Poza por 'La boda de Rosa', el de mejor actor de reparto para Alberto San Juan por 'Sentimental', o el de mejor actriz revelación para Jone Laspiur por 'Ane'.

En la historia de los Goya, solo cuatros óperas prima habían conquistado el codiciado premio a la mejor película: 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' (Agustín Díaz Yanez, 1996), 'Tesis', de Alejandro Amenábar (1997), 'El Bola' (Achero Mañas, 2001) y 'Tarde para la ira' (Raúl Arévalo, 2016). Al club se une, desde anoche, la ópera prima de Palomero, una pequeña piedra preciosa que certifica la extraordinaria magnitud de esa imparable cantera de voces femeninas del cine español.