DIRECTOR Takeshi Kitano

INTERPRETES Beat Takeshi, Tadanobu Asano

PAIS Japón. 2003

CINES Renoir

La obra de Takeshi Kitano se ha convertido en los últimos tiempos en una caja de sorpresas. Que el autor de Sonatine haga una película de samuráis resulta de lo más lógico, pero que la recubra de un afilado sentido del humor y, sobre todo, introduzca unos cuantos y suntuosos números musicales, ya no lo es tanto.

Esa es la apuesta de Kitano con Zatoichi , una película vibrante y muy rítmica en la que recupera a un legendario personaje del cine de samuráis, el espadachín ciego y de pelo blanco creado a principios de los años 60 por Kan Shimosawa y popularizado en 25 filmes interpretados por Shintaro Katsu.

La cinta nació precisamente como un homenaje a Katsu, fallecido en 1997. Kitano ha respetado las señas de identidad del personaje en sus orígenes, la del samurái ciego que esconde su verdadera identidad haciéndose pasar por masajista y adicto al juego, pero todo lo demás es de cosecha propia.

Como actor (Beat Takeshi) funciona a la perfección. Hierático casi siempre, irónico cuando conviene, perfecto en sus movimientos, maestro con la espada a pesar de vivir siempre en la oscuridad.

Como director (Takeshi Kitano) parece obsesionado en reinventarse a sí mismo. Realiza no pocas y memorables piruetas con la imagen y la música, a la búsqueda de una métrica inusual que recuerda algunos experimentos con música silenciosa realizados por King Vidor en los años 20. La relación entre el veterano samurái y el torturado ronin es magnífica, y sobre ella --y sobre la historia de los hermanos que se hacen pasar por geishas-- gravita el drama. Los apuntes cómicos son constantes y efectivos: la torpeza de algunos espadachines, el jolgorio del niño grande que desea ser samurái. Y como musical, entendido el género en su acepción más saludable y fantasiosa, como una fuga de la violenta realidad, propone nuevos caminos que sin duda Kitano se dispone a recorrer.