A pesar de las duras semanas que se están viviendo en todas las residencias aragonesas, el trabajo bien hecho le permite a la responsable de área asistencial de la residencia Romareda del IASS, María Sanz, estar muy orgullosa de todo el equipo. Sanz se emociona al pensar por lo que están pasando y le cuesta incluso encontrar palabras de agradecimiento para todos los trabajadores que se han dejado el alma entre esas cuatro paredes. «Hemos tenido enfermeras y auxiliares que se han organizado en turnos de 12 horas, voluntarios para atender a los covid positivo, cocineras y limpiadoras que han hecho limpiezas exhaustivas, e incluso desde conserjería han estado haciendo material». Actualmente la residencia se encuentra en un momento «muy estable, pero ha habido momentos muy duros» debido a que 16 días después de iniciar el estado de alarma comenzaron a aparecer sintomatologías de covid-19. Poco a poco la residencia se fue sectorizando y lo que antes era un centro pensado «para la convivencia se ha convertido en todo lo contrario», cuenta Sanz, que asegura no sentirse aludida por las críticas realizadas a las residencias debido a que ella sabe perfectamente la gran labor que todos han hecho ahí. «La principal obsesión de los trabajadores son los residentes y nos vamos cada día con una gran satisfacción de tener la conciencia muy tranquila y de haberlo dado todo cada minuto».