En unos momentos donde las relaciones sociales entre amigos y familiares no están permitidas físicamente, los animales se han convertido en un pilar fundamental en muchas casas aragonesas. Para que esos animales sigan al 100% para dar cariño en unas semanas tan duras, los centros veterinarios siguen abiertos para atender todas aquellas consultas esenciales.

Olga Valero trabaja en Urgencias Veterinarias y cuenta como actualmente tienen «mucho más trabajo que antes porque el hospital de la facultad de Veterinaria se encuentra cerrado y antes asumía mucha carga de urgencias que ahora nos estamos repartiendo entre los tres centros que estamos abiertos». A pesar de que las urgencias son muy difíciles de controlar, los trabajadores han intentado transmitir a los dueños que les llamen previamente para «intentar que solo haya un propietario en la sala de espera».

Además, explica que las personas mayores están demandando mucho un servicio a domicilio debido a las circunstancias actuales y que, a pesar de que esta clínica no puede hacerlos, facilitan el contacto de quien sí que hace esta labor para evitar que tengan que salir ante una urgencia.

Valero cuenta que están siendo «jornadas muy duras», que se han sentido «desprotegidos» ante la falta de material y que aún hay «inquietud» entre los empleados. «A pesar de esto entendemos que es nuestro deber y nos sentimos más necesarios que nunca».