La actual crisis sanitaria ha llevado la preocupación a muchos hogares, empresas y autónomos por poder hacer frente al pago de hipotecas, préstamos o facturas. Es por ello que las oficinas bancarias han seguido abiertas como una actividad esencial durante el estado de alarma para resolver las dudas de los ciudadanos. «Las personas están muy agradecidas y satisfechas de poder hacer esas gestiones en nuestras oficinas», explica Víctor Gonzalvo, director de una sucursal de Caja Rural de Aragón en el barrio de Las Fuentes. Además, añade: «Recibir una sonrisa o un ‘gracias’ en estos momentos, más que nunca, es muy gratificante. Muchos de los clientes que frecuentan nuestra oficina son de avanzada edad, nos ven como de su familia, nosotros los atendemos como si fueran nuestros propios padres, dando consejos para que extremen lo máximo su exposición al virus». Natural de Velilla de Ebro, un pueblo de 200 habitantes, Gonzalvo sabe que muchas personas de estas generaciones no entienden de banca virtual ni de cajeros automáticos. «No los dejaremos solos, siempre hemos estado con ellos y ahora con más motivo», asegura. Pese a vivir esta situación con incertidumbre, la plantilla se vuelca en dar servicio y ayuda a sus clientes y socios. «Nuestra labor es igual de importante que antes. Posiblemente ahora exista una percepción diferente, pero seguimos siendo los mismos».