Cerca de 1,4 millones de niños podrían morir este año a causa de la desnutrición severa aguda a medida que la hambruna amenaza a Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, según advierte Unicef.

«El tiempo se agota para más de un millón de niños», asegura el director ejecutivo de la organización internacional, Anthony Lake. «Aún podemos salvar muchas vidas. La desnutrición severa y la hambruna inminente están en gran parte causadas por el hombre. Nuestra humanidad nos exige actuar más rápido. No debemos repetir la tragedia de la hambruna del 2011 en el cuerno de África», exhortó.

La hambruna tiene un efecto devastador en la vida de los niños. Hay un aumento significativo del número de muertes a causa del aumento de las enfermedades y de las altas tasas de desnutrición aguda. Si a los niños gravemente desnutridos no se les da rápidamente tratamiento para salvar su vida, 1 de cada 5 puede morir. La mortalidad infantil por hambre y desnutrición es prevenible si se actúa de forma rápida y adecuada.

Por ello, Unicef está trabajando con sus aliados para proporcionar tratamiento terapéutico durante este año a cerca de un millón de niños con desnutrición severa: 220.000 en Nigeria, más de 200.000 en Sudán del Sur, más de 200.000 en Somalia y 320.000 en Yemen.

Unicef calcula que, en el noreste de Nigeria, 450.000 niños sufrirándesnutrición severa aguda.

En Somalia, la sequía amenaza con que casi la mitad de la población, unas 6,2 millones de personas, se enfrenten a una inseguridad alimentaria grave y necesiten ayuda humanitaria

En Sudán del Sur, el número de personas afectadas por la inseguridad alimentaria podría aumentar de 4,9 millones a 5,5.

En Yemen, 462.000 niños sufren desnutrición severa aguda, casi un 200% más que en el 2014, debido a un conflicto que dura ya dos años.