El hecho de que Ayuda en Acción cumpla diez años de presencia en Aragón, justo en los días en los que se está celebrando el décimo aniversario de la Expo del 2008, no es una casualidad. De hecho, fue su participación en el pabellón de iniciativas ciudadanas El Faro -que popularmente se conoció como el botijo- lo que trajo a esta oenegé a Zaragoza. Y lo hizo para quedarse. Pocos meses después de la muestra, la entidad inauguraba la que hoy día sigue siendo su sede, en la calle Mayor de la capital aragonesa.

Una década después, muchos han sido los actos de sensibilización, los proyectos de cooperación y las iniciativas solidarias que se han pergeñado en esas oficinas. Y que, seguramente, nunca habrían salido adelante sin el decidido impulso que los socios, colaboradores y donantes aragoneses han dado a la labor de esta organización humanitaria. Ni, por supuesto, sin el respaldo humano, material y financiero de las principales administraciones públicas y empresas privadas de esta comunidad autónoma.

El fruto de un viaje a Perú

La historia de esta delegación en Aragón es la de un grupo de socios que, unidos con el equipo profesional de Ayuda en Acción, apostaron por la participación activa en el desarrollo del proyecto que representa esta oenegé. Comprometida con la misión, valores y principios de la organización, la magistrada -ahora, en excedencia voluntaria- Rocío Pala Laguna viajó hasta Perú para conocer en primera persona los proyectos puestos allí en marcha por la oenegé.

Aquel viaje representaría un antes y un después en su trayectorias personal y en la de quienes la acompañaban.Estar al lado de las personas que viven en situación de pobreza y exclusión reafirmó su compromiso con la necesidad de participar en procesos de cambio que generen un mundo más justo. «Aquel grupo asumimos el papel de convertirnos en socios activos», expone la hoy delegada de Ayuda en Acción en Aragón, y miembro del patronato. «A la vuelta de Perú -prosigue Rocío Pala- nos pidieron que nos implicáramos con el grupo de voluntariado y colaboradores que existía en Zaragoza».

Movilizaron a su entorno más próximo, creando un grupo de colaboradores que, coordinados por Elisa Iglesia, aumentaron la presencia de Ayuda en Acción en el territorio, implicando a la sociedad civil aragonesa y a los diferentes actores públicos y privados en la promoción de la solidaridad.

«Nuestra primera misión fue crear aquí una sede que fuera referencia para todos esos actores», continúa Palas. «Empezamos a organizar actos de sensibilización, a participar en ferias, a hacer jornadas sobre cooperación pero, sobre todo, a canalizar la solidaridad de los aragoneses a través de actos en los que ellos pudieran participar, ya fueran o no socios de Ayuda en Acción. Y es que al final no somos nada más que, tal y como dice nuestra última campaña, personas que ayudan a personas».

Gran parte de esa solidaridad de los aragoneses se trasladó hasta América Latina, donde la oenegé tiene un buen número de proyectos. «Nosotros entendemos que es igual el sufrimiento de una persona de aquí que el de otra que vive allá», asegura Palas.

Por eso, el voluntariado, que sigue teniendo un gran peso dentro de esta organización, se ha ampliado al campo de la acción social. «Siempre hemos sido una organización de cooperación al desarrollo pero, hace cuatro años, con una profunda crisis, y a instancias de los socios, decidimos intervenir en las necesidades de aquí. Porque, hoy día, los Objetivos de Desarrollo Sostenible han roto con el concepto de pobreza norte-sur. Ahora se afronta desde el punto de vista de que esta afecta a poblaciones enteras en distintos países».

Esta entrada en el campo de la acción social comenzó como un proyecto de apoyo a necesidades básicas de la infancia en colegios e institutos de Aragón. «Y de ahí surgió otro voluntariado, que ya no se centra solo en acciones de sensibilización, de relación con las administraciones públicas o de captación de fondos. En los colegios hay posibilidad de participar ejerciendo un voluntariado activo», afirma.

El Gobierno de Aragón decide en qué colegios se interviene, pero este programa de infancia se sostiene con fondos propios aportados por los socios de Ayuda en Acción. Empezó proveyendo a los niños de familias necesitadas de becas de comedor y para material escolar, pero luego se ha ido ampliando con actividades extraescolares o colonias de verano. También se han puesto en marcha talleres de formación para el empleo para las madres.

Pero nada de esto habría sucedido sin este modelo de trabajo, «que tiene mucho que ver con identificar claramente con quién trabajamos, cuáles son sus problemas y acompañarlos en su solución. Y para eso movilizamos a la sociedad», explica Fernando Mudarra, director general de la Fundación Ayuda en Acción. «En el caso aragonés, esta movilización viene de mucho más atrás de que abriéramos nuestra delegación. Tenemos una base social muy amplia, grupos de voluntariado muy activos por todo el territorio que se han sumado a todas nuestras propuestas, pero que también han hecho las suyas propias para sensibilizar a la sociedad», añade.

Junto a toda esta base social, Ayuda en Acción Aragón celebró ayer su décimo aniversario en el Centro Joaquín Roncal. ¡Por diez años más!.