El pasado domingo, día 26 de marzo, se cumplieron dos años del inicio de la ofensiva armada lanzada por la coalición que lidera Arabia Saudí en Yemen, que ha dejado a 19 millones de personas con necesidades humanitarias y 3,2 millones de desplazados. Yemen es, junto a Nigeria, Sudán del Sur y Somalia, uno de los cuatro países que se encuentran al borde de la hambruna en el mundo.

En este país árabe, se ha declarado la emergencia humanitaria en siete gobernaciones. No en vano, 17 millones de yemeníes -el 60% de la población- se encuentran en situación de inseguridad alimentaria. «462.000 niños y niñas de menos de cinco años están al borde de la muerte por desnutrición aguda severa. Eran 170.000 en el 2014, lo que significa un aumento de 200%», destaca Serge Breysse, director técnico y de incidencia política de Acción contra el Hambre en Francia.

En abril de 2015, la resolución 2216 de Naciones Unidas lanzó un embargo armamentístico contra los hutíes y sus aliados. Hoy, esta resolución se ha transformado de facto en un bloqueo aéreo y marítimo que afecta a casi todas las importaciones de productos de primera necesidad.

Las restricciones a las importaciones de trigo son ahora la mayor amenaza para la seguridad alimentaria, dado que el país ya importaba el 90% de los alimentos antes del conflicto. «En enero del 2017, el precio del trigo había aumentado un 32% respecto al inicio de la crisis. La situación de hambruna amenaza con extenderse por todo el país», señala Breysse.

Además, Acción contra el Hambre denuncia que ninguna de las partes en conflicto está facilitando el acceso de la ayuda humanitaria.