Los continuos ataques por parte de grupos armados en el norte de Mali han provocado una nueva oleada de refugiados en Níger, el país más pobre del mundo. Más de 55.000 personas traspasaron la frontera hasta diciembre del 2018. Los recursos escasean aún más en una región ya de por sí extremadamente empobrecida. Dos de cada tres personas desplazadas dependientes del pastoreo pierden su ganado durante el trayecto. Además, las condiciones del terreno, unidas a la llegada de la estación lluviosa, hacen difícil el acceso para el personal humanitario.