En el Día Internacional de la Mujer, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), que reúne a las organizaciones del tercer sector de Acción Social comprometidas con la prevención y erradicación de la pobreza y la exclusión, quiere explicitar con claridad que la desigualdad de género en cualquiera de sus manifestaciones conculca los derechos humanos y tiene una estrecha relación con la pobreza y con el acceso desigual al poder y los recursos de las mujeres.

No podemos olvidar que la brecha que separa a los hombres de las mujeres en situación de exclusión ha seguido ampliándose en los últimos años. El hecho de ser mujer influye notablemente entre los elementos que pueden incidir en la situación de pobreza o de exclusión de las personas, sumándole a esto, en muchas ocasiones, factores de discriminación interseccional (como el origen o procedencia, la etnia, la discapacidad, la edad, la orientación sexual o identidad, etc.). Atrapadas en el círculo de la pobreza, las mujeres carecen en muchos casos de acceso a recursos y servicios que reviertan su situación.

De acuerdo con los datos de nuestro último Informe sobre el Estado de la Pobreza, en España hay 6,4 millones de mujeres en riesgo de pobreza o exclusión social (AROPE). En el ámbito laboral, la tasa de empleo a tiempo parcial entre los hombres es del 7%, mientras que entre las mujeres asciende al 23,9%, es decir, es cuatro veces más. No existe un sector de actividad en el que los hombres tengan más empleos a tiempo parcial que las mujeres.

Según los datos del Ministerio de Trabajo, en el 2019, una de cada cuatro mujeres ocupadas tiene contratos a tiempo parcial, lo que significa un millón de trabajadoras. De las cuales, más de la mitad no desean hacerlo.

Asimismo, 784.000 mujeres trabajan en España bajo «la perfecta fórmula de la precariedad»: con contrato temporal y jornada a tiempo parcial [en esta misma situación hay 395.800 hombres, es decir, un 50,5% menos]. El total de mujeres en estas condiciones representa casi el 10% de las mujeres asalariadas; mientras que entre los hombres el porcentaje llega al 4,6%. De este modo, la brecha de género del trabajo precario es de más de 5 puntos porcentuales.

Consideramos que se debe exigir a la UE y los gobiernos central, autonómicos y locales, a otras instituciones, a los agentes sociales y a las entidades del Tercer Sector que acaben con la discriminación de género en todos los ámbitos de la sociedad, tanto por la importancia en el desarrollo de las mujeres, como para el bienestar del conjunto de la sociedad. La violencia de género es la más grave manifestación de la desigualdad, así como la más cruel. Frente a esta situación, demandamos que es necesario desarrollar políticas y medidas apropiadas para prevenir y erradicar la desigualdad de género, y consecuentemente las causas y las formas de pobreza que afectan de manera específica a las mujeres.