-¿Era necesaria una campaña sobre el consumo ético de electrónica?

-La electrónica está presente en todo lo que hacemos y su consumo excesivo tiene un gran impacto negativo, tanto social como ambiental. Nuestra misión es dar visibilidad a los problemas presentes durante todo el ciclo de vida de un producto electrónico -la extracción de minerales, la fabricación, el uso y la gestión de residuos-, confiando en que este conocimiento nos permita transformar nuestro consumo para lograr un mundo más justo y sostenible.

- ¿Somos esclavos de la tecnología?

-Somos dependientes de nuestros dispositivos electrónicos, nos exponemos al control de nuestra privacidad y le dedicamos más tiempo a conseguir me gustas que a cuidar nuestras amistades, claros reflejos de esa esclavitud tecnológica. Pero estos no son, ni mucho menos, los únicos problemas asociados a los dispositivos electrónicos. Encontramos explotación laboral e infantil en la extracción de minerales, vulneración de derechos humanos en las condiciones de fabricación y ensamblaje, muertes prematuras por trabajar con elementos tóxicos sin protección en las fábricas y por la contaminación de ríos y tierras en las zonas de vertederos ilegales de basura electrónica. Deforestación, gran consumo de energía, tanto local como remotamente a través de servidores necesarios para nuestros clics, y reducción del hábitat de animales en peligro de extinción. Estos son algunos de los problemas que nuestra tecnología esconde.

-¿No cree que cada vez desechamos antes nuestros aparatos?

-La obsolescencia programada ha evolucionado de la misma forma que el uso que le damos a nuestros dispositivos. La continua incorporación de nuevas funcionalidades y de software cada vez más exigente hace que nuestros productos queden obsoletos y los reemplacemos cada vez más rápido. Este consumo acelerado provoca cantidades ingentes de residuos electrónicos que acaban en muchos en vertederos inmensos como el de Agbogbloshie, en Ghana, con desastres medioambientales y sociales tremendos.

- ¿Qué conflictos armados provoca la producción de tecnología?

- El más conocido es el de la República Democrática del Congo, una de las zonas mineras más importantes del mundo, especialmente el este del país. Allí se encuentra el 80% de las reservas mundiales de coltán, mineral sin el cual la revolución de las nuevas tecnologías no habría sido posible. Además, destacan los denominados minerales en conflicto, que realizan funciones fundamentales: el oro, el wolframio y el estaño. Su extracción, procesado y venta está controlada por grupos armados que han convertido el Congo en el peor de los infiernos, siendo el conflicto armado más violento desde la Segunda Guerra Mundial con cinco millones de muertos y miles de desplazados y mujeres violadas. Otro país en conflicto es Colombia. El 80% de su producción de oro es ilegal y, junto con el narcotráfico, sirve para financiar grupos armados.

-¿Podría hoy en día comprar un dispositivo ético?

-Fairphone, la empresa más exigente en sus estándares éticos y medioambientales, admite que ahora mismo es imposible hacer un teléfono 100% ético. Cada móvil contiene más de 30 elementos. Las cadenas de suministro son complejas; los controles puntuales, insuficientes e ineficaces; y las leyes, laxas. Es necesaria una incidencia política que obligue a las marcas a cumplir unas determinadas condiciones.

- ¿Qué propone IsF?

- Proponemos que la ciudadanía presione para que las normativas se rijan por valores más éticos, el uso de tecnología libre de conflicto por parte de los gobiernos, fomentar la cultura de reutilización y reciclaje e invertir en la gestión de residuos electrónicos, coloquialmente conocida como minería urbana. Y, por supuesto, el uso que hacemos de la electrónica. No es lo mismo utilizar un dron para geolocalizar un objetivo militar que para rescatar personas que intentan cruzar el Mediterráneo.

- ¿Qué hacen a este respecto desde IsF?

-Entendemos la tecnología como una herramienta democrática capaz de garantizar y construir derechos para toda la sociedad. Por ello concienciamos a la ciudadanía sobre las repercusiones que su consumo, sin darnos cuenta, puede tener en otras partes del mundo. En este último año realizamos 40 charlas en institutos de la provincia de Zaragoza abordando este tema, acompañadas de una campaña de recogida de móviles, gracias a la cual mil dispositivos se reutilizarán o reciclarán y sus beneficios irán a proyectos para mujeres en el Congo, gestionados por la oenegé Alboan. Además, vamos a iniciar un estudio para ver las razones por las que la minería urbana no se potencia más en nuestro país.

-¿Qué puede hacer la ciudadanía?

-Sobre todo, reutilizar. Grabarnos en mente que es mejor reparar que renovar. Y, en última instancia, reciclar adecuadamente. A la hora de comprar un dispositivo nuevo, tener en cuenta sus políticas de minerales en conflicto. Su ausencia es un mal indicador. Existen clasificaciones de marcas éticas que se pueden consultar. Lo que queremos es animar a valorar otros criterios éticos y medioambientales, no solo el precio, y concienciar sobre el poder del consumidor, no solo con la electrónica, sino con la ropa, la alimentación o la energía.