-Este jueves han convocado a los vecinos de Teruel en un acto contra la violencia sexual infantil. ¿En qué va a consistir?

-Se trata de un acto de sensibilización. A través de juguetes y globos, trataremos de visibilizar que existe el problema de la violencia sexual en la infancia, y que todos los adultos somos responsables a la hora de proteger a los niños. También daremos a conocer los mecanismos que nos ayudan a prevenir este fenómeno, que no solo se da entre nuestros niños, sino también a nivel global.

-El acto de Teruel se enmarca en la campaña ‘Haz la diferencia. Actúa’. ¿Cómo se está desarrollando?

-Esta acción es parte de un proyecto de educación para el desarrollo subvencionado por el Gobierno de Aragón, que busca combatir la violencia sexual en la infancia a escala global y el compromiso activo de la población aragonesa en la prevención y denuncia. Para ello, nos fijamos en el contexto mundial, pero también visibilizamos lo que ocurre en España. De esta manera, hacemos que la gente vea que es un problema real que ocurre aquí mismo, pero que las dimensiones son todavía más terribles en otros lugares.

-Dentro de esta campaña, la Fundación Más Vida facilita materiales didácticos para trabajar con niños y familias. ¿A qué niveles educativos van dirigidos?

-Nuestra organización forma parte de la red española de organizaciones que trabajamos contra la violencia y el abuso sexual infantil, y lo hacemos con los materiales de la campaña europea Uno de cada cinco. Hay diferentes materiales que abarcan desde el primer curso de Educación Infantil hasta 6º de Primaria, es decir, de 3 a 12 años. Para los niños más pequeños está el cuento de Kiko y la mano. Y en nuestros talleres para padres y educadores aconsejamos que los niños de 6 a 12 años lean el cuento Ojos verdes, sobre prevención del abuso sexual. Hemos difundido estas charlas a través de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Aragón (Fapar).

-¿Cuáles son las cifras del abuso sexual infantil en el mundo?

-Es un problema que les ocurre más frecuentemente a las niñas. Se calcula que 150 millones de niñas y 73 millones de niños son víctimas de la violencia sexual en el mundo. Cuando hablamos de este fenómeno no solo nos referimos al acto de la violación, sino a los diferentes tipos de manifestaciones de la violencia sexual, entre otras, la pornografía, la prostitución, la mercantilización del cuerpo de los niños en el ámbito del turismo o el grooming, que es cuando un adulto se hace pasar por niño para ganarse la confianza de los menores en las redes sociales y obtener fotos sexuales, por ejemplo.

-¿Y en España?

-Como dice el nombre de la campaña europea a la que antes me refería, se calcula que uno de cada cinco menores será víctima de la violencia sexual antes de cumplir los 17 años. Esto les ocurrirá a una de cada cuatro niñas y a uno de cada siete niños.

-Estas estadísticas, ¿son similares en todo el mundo?

-No. En países en vías de desarrollo, en territorios afectados por catástrofes naturales y en zonas conflicto y post-conflicto, el problema es mayor, ya que en estos lugares apenas hay protección a la infancia. Un claro ejemplo son los 10.000 niños que se han perdido en el tránsito desde Libia hacia Europa en busca de refugio, que han quedado desprotegidos y eso hace que las redes de trata se aprovechen de su situación de indefensión. En los países en vías de desarrollo, donde hay peores condiciones económicas, los niños también son más vulnerables ante la explotación sexual.

-Ante este fenómeno, ¿qué pide la Fundación Más Vida al Estado?

-Que se cumplan los objetivos de desarrollo sostenible, especialmente los que se han establecido para acabar con la violencia sexual contra los niños. Y que se trabaje especialmente sobre la violencia que se ejerce contra las niñas, más vulnerables ante la trata y la explotación.

-La violencia sexual contra los niños, a menudo se ejerce en un contexto familiar. ¿Es frecuente que algunos de estos casos nunca acaben saliendo a la luz?

-Las investigaciones que se han hecho en este terreno estiman que alrededor del 90% de los menores que son víctimas de la violencia sexual no lo verbalizan. A menudo, el abuso lo comete alguien cercano al niño que, como tampoco sabe qué es un abuso sexual, no sabe defenderse. Y piensa que lo que ese adulto de confianza está haciendo con él es lo normal.

-De ahí que la implicación de la ciudadanía sea tan importante para atajar este problema, ¿no es así?

-Por eso hacemos hincapié en nuestra campaña en que la violencia sexual infantil es más frecuente de lo que creemos. En las charlas les recordamos que si uno de cada cinco menores es víctima de abuso sexual, y en una clase hay 25 niños, por estadística, cinco de ellos han sufrido o sufrirán abusos. Puede ser tu niño, el de un familiar o el del vecino. A los padres y educadores les mostramos que es una realidad muy común y que han de ser ellos quienes protejan a los niños.

Si enseñamos a los pequeños cuáles son las caricias buenas, cuáles las malas, qué partes de su cuerpo les pueden tocar y cuáles no, que ellos tampoco pueden tocar a otros niños en según qué partes, estaremos enseñando a las potenciales víctimas a identificar lo que les está ocurriendo, en caso de sufrir abusos. Está en manos de los adultos prevenir, pero también cortar con una situación que ya esté ocurriendo. Les pedimos a los padres que pierdan el miedo a hablar sobre la sexualidad, de acuerdo a la edad del niño. Esta confianza también hará que el niño se sienta más libre a la hora de contarte algo si sucede.

-¿Cómo se detecta un caso?

-El adulto debe estar vigilante, pues los niños que son víctimas de abuso suelen cambiar sus patrones de comportamiento. Se vuelven más retraídos, tienen pesadillas, vuelven a hacerse pis en la cama, dejan de comer, no quieren visitar a determinado familiar, suelen sexualizar sus juegos y su vocabulario… Si aparecen varios de estos signos, hay que hablar con ellos, pero no interrogarlos ni presionarlos. Y si expresa el abuso, hay que agradecerle que lo cuente, y no decirle que por qué no lo ha contado antes, porque lo culpabilizaremos. Si ha sufrido abusos sexuales, es más fácil que se recupere con un tratamiento siendo todavía niño.