Zaragoza participó el pasado fin de semana, junto a las principales ciudades del Estado, en un foro para coordinar las políticas municipales de cooperación para el desarrollo. Nueve municipios se reunieron en Barcelona para compartir sus esfuerzos en materia de ayuda internacional y analizar el nuevo contexto, tanto internacional como estatal, en el que estos se ejecutan. Uno de los temas que se abordaron fue el nuevo rol de las ciudades como actores clave para resolver grandes problemas globales como el cambio climático, la pobreza, la violencia de género o la crisis humanitaria de las migraciones.

Al encuentro acudieron equipos políticos y técnicos de Madrid, Valencia, Córdoba, Málaga, Cádiz, Pamplona, Vitoria, Barcelona y Zaragoza, que estuvo representada por la vicealcaldesa y consejera de Derechos Sociales, Luisa Broto, junto a técnicos de Cooperación del ayuntamiento de la capital aragonesa. Todos ellos defendieron, en el denominado Foro por la Justicia Global, el papel del las ciudades como respuesta a la desigualdad.

En la reunión se analizó el origen de las políticas de cooperación municipal desde los años 80 y su institucionalización durante los 90 y los 2000, así como el desmantelamiento de muchos de estos dispositivos con la crisis, que llevó a la involución de la cooperación española. También se repensó hacia dónde deben dirigir actualmente su acción exterior las ciudades españolas.

Las ciudades participantes concluyeron, en un comunicado conjunto, que «se ven obligadas a dedicar todavía mayores esfuerzos» para resolver «las graves problemáticas globales y regionales, y en particular la crisis humanitaria del Mediterráneo». Y decidieron ir «asumiendo un rol progresivamente más importante y no subsidiario de los estados» en materia de ayuda internacional.

Asimismo, calificaron como «decepcionante» el nuevo plan director de la cooperación española que el Gobierno de Mariano Rajoy acaba de aprobar, y que marcará estas políticas en los próximos cuatro años. Y denunciaron la falta de participación de las propias ciudades, como actores clave de la cooperación, en dicho plan.