Cinta Tort es la joven artista que se esconde bajo el seudónimo Zinteta, nombre por el que la conocen en sus redes sociales, que acumulan más de 100.000 seguidores. Con tan solo 23 años, ha iniciado su particular cruzada contra la presión estética que sufren las mujeres.

Zinteta estudió Magisterio, pero siempre ha experimentado con su faceta artística: «Crear siempre ha sido mi vía para liberarme, relajarme, es como una terapia. Poco a poco fue cogiendo forma, sin tener nada planeado, hasta convertirse en lo que es hoy, mi profesión».

En el 2017 puso en marcha uno de los proyectos que más viral se hizo en las redes. Con el hashtag #manchoynomedoyasco, comenzó a colgar fotografías de ropa interior pintada con los colores del arcoiris simulando la menstruación. La intención no era la de mostrar lo que todo el mundo ya conoce, sino la de romper de una vez con los tabús e «iniciar un proceso de desarrollo, exploración y aprendizaje mutuo entre todas las mujeres», sostiene la artista.

El body positive (movimiento que anima a las personas a adoptar actitudes más tolerantes hacia como son) es uno de los pilares de sus obras. Zinteta, a través de la pintura corporal, pincela las imperfecciones de sus modelos con un gran abanico de colores dirigido, una vez más, a acabar con los complejos y los hirientes eufemismos.

«Utilizo el color como alegría, como una fiesta. Pero también como herramienta de activación de nuestra mirada frente a las opresiones sistémicas de la sociedad. Es una forma de visibilizar todas esas cosas que han querido llamar imperfecciones, pero que son cosas que siempre han estado en nuestros cuerpos», explica Cinta.

DIVERSIDAD DE CUERPOS

Nina es una de las modelos de Zinteta. Tiene 27 años y nació con una enfermedad rara, epidermólosis bullosa, más conocida como piel de mariposa, que afecta a unas 1.000 personas en España y se reproduce en unos 30 subtipos. Esta anomalía provoca una fragilidad extrema en la piel: es excesivamente sensible y vulnerable. En el caso de Nina, se muestra por ampollas en la capa más profunda de la piel. Cuando estas cicatrizan generan retractos en las articulaciones que dificultan el movimiento.

Las modelos no normativas socialmente son las protagonistas en los proyectos de Zinteta. Es su forma de dar visibilidad a la violencia que reciben las mujeres por su físico y a la diversidad de formas y cuerpos, pero también de erradicar un sentimeinto negativo que la mujer no debería sentir por el mero hecho de ser como es.

Cinta también organiza talleres grupales de pintura corporal como herramienta de autoconocimiento: «Son talleres en los que generamos un espacio seguro para poder hablar de cómo nos vivimos, como nos sentimos y como colectivamente experimentamos el cuerpo. ¿Qué hay más revolucionario que eso en una sociedad que constantemente quiere que no te conozcas?», reflexiona la artista.

«Los talleres de Cinta son sororidad en su estado más puro. El mensaje que cada una queremos transmitir se vuelve más fuerte cuando acompaña a los demás -cuenta Nina-. En mi caso en particular, he podido hacer una sesión sola y otra en grupo, enlas cuales me he reafirmado en mi misma, he logrado canalizar mi versión de la forma más bonita que existe, el arte», añade.

Siempre ha vivido su enfermedad con total normalidad: «Mi vida va estrechamente atada a un cambio constante en mi cuerpo físico, así que creo que mi lucha está en impedir que esa evolución afecte también a mi forma de ser. Relativizar creo que es una de mis mayores fortalezas. Al fin y al cabo, todos somos cuerpos, que aburrido sería si fueran todos iguales». Nina forma parte de ese grupo de mujeres que han querido visibilizar su cuerpo a través del arte de Zinteta, demostrando una vez más que en la diversidad está la belleza.