Coincidiendo con la publicación de su informe, la Unesco ha lanzado también un decálogo con las siguientes recomendaciones para conseguir la inclusión educativa.

  • Entender la educación inclusiva de manera más amplia: incluir a todos los educandos, independientemente de su identidad, origen o capacidad.
  • Centrar la financiación en los que se han quedado atrás: la inclusión no existe cuando millones de personas no tienen acceso a la educación.
  • Compartir competencias y recursos: es la única manera de realizar la inclusión.
  • Realizar consultas significativas con las comunidades y los padres: la inclusión no se puede imponer desde arriba.
  • Establecer cooperación entre los distintos ministerios, sectores y niveles gubernamentales: la inclusión en la educación no es más que un subconjunto de la inclusión social.
  • Dejar espacio para que los actores no gubernamentales cuestionen y colmen lagunas; pero también asegurarse de que trabajan en pro del mismo objetivo de inclusión.
  • Aplicar el diseño universal: hacer que los sistemas inclusivos desarrollen plenamente el potencial de cada alumno.
  • Preparar, empoderar y motivar al personal educativo: todos los docentes deben estar preparados para enseñar a todos los educandos.
  • Recopilar datos sobre y para la inclusión con atención y respeto: evitar un etiquetado que estigmatice.
  • Aprender de los pares: el paso a la inclusión no es fácil.