Cáritas Diocesana Zaragoza tradicionalmente organiza -junto a las canonesas del Santo Sepulcro- un encuentro de oración con motivo del Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino y, en definitiva, por la paz en Tierra Santa. Este año va a ser muy especial. Mañana, jueves 29 de noviembre, se ha organizado un encuentro basado en la publicación Kairós Palestina, un documento que vio la luz gracias a la reflexión de un grupo de líderes religiosos cristianos que vivían en esa tierra, bajo ocupación israelí, y quisieron hacer oír hoy su grito de libertad y esperanza.

Se dice que el palestino es un drama olvidado, pero lo cierto es que es un drama aceptado. Actualmente, más de cinco millones de refugiados se encuentran en una situación vulnerable, dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir y ven amenazado su estatus de refugiados. Este es un ejemplo más del intento de invisibilización de las víctimas de un conflicto. Un pueblo que ve cómo el muro divide comunidades, tierras y familias. Una sociedad con acceso restringido a la ciudadanía y que ve cómo más del 61% de su territorio está totalmente controlado por Israel y su ejército. Una sociedad palestina que tiene que asumir cómo los colonos ocupan agresivamente su territorio ancestral mientras ven cómo el Estado construye autovías para uso exclusivo de unos cuantos, aumentando la gravedad del apartheid.

Es en ese contexto en el que las iglesias cristianas que habitan Tierra Santa decidieron reflexionar sobre la situación y redactar este importante documento con el que toda la confederación de Cáritas lleva trabajando en España desde hace años. El Kairós, desde la fe, la serenidad y la profundidad, habla de la dignidad de cada persona y de los derechos que deben respetarse. Realiza un análisis de la realidad y denuncia sin miedo y proféticamente lo que viven allí. Este documento mantiene un tono de esperanza y, sobre todo, defiende que la situación no puede continuar así.

Las iglesias animan en el documento a sus hermanos en Tierra Santa a trabajar y perseverar para que la paz sea cierta; a las iglesias en el mundo pide que se mantengan solidarias con los oprimidos y que conozcan su realidad, las primeras comunidades, y no solo sus monumentos. El Kairós también es una llamada a la esperanza e invita al dialogo entre la población israelí y palestina. Aboga por el acercamiento de las comunidades, la educación y el pluralismo, por encima de las diferencias religiosas. Y, por último, lanza a la comunidad internacional el reto de evitar medidas de doble rasero y exigir el cumplimiento de los acuerdos de las Naciones Unidas aplicando sanciones a quienes, como Israel, sistemáticamente los violan.

Los refugiados de 1948 que tuvieron que abandonar sus tierras y sus casas con muy poco, aún conservan las llaves de sus viviendas; ojalá esas llaves vuelvan a su lugar y se conviertan en verdadero signo de esperanza.