En sus tres años de existencia, entre los casos de la UAVDI que no han llegado a buen puerto está el de una adolescente con discapacidad intelectual ligera que sufrió abusos sexuales y propuestas de encuentros vía redes sociales por parte de otro joven con una edad y unas capacidades intelectuales similares.

Tras evaluar sus capacidades, y para protegerla, en la UAVDI se le explicó qué consecuencias podía tener para la otra persona si denunciaba y que, probablemente, lo iba a tener que contar más veces. La Fiscalía de Menores acabó sobreseyendo el caso al entender que contarlo iba a ser más dañino para la víctima y que era su palabra contra la del chico, que negó todo. La responsable de la UAVDI alega que la chica solo necesitaba unos apoyos para poder hacerlo. «Todavía nos encontramos con esas dificultades. Quizás por desconocimiento, hay casos que no se llegan ni a juzgar».

Por el contrario, hay algún caso que, sin la intervención de la UAVDI, difícilmente habría prosperado. Uno de ellos se juzgó recientemente en la Audiencia de Zaragoza, un caso de abuso sexual intrafamiliar a una menor. La niña contó algo que probablemente hubiera pasado desapercibido a su madre, que también tiene discapacidad intelectual, si no hubiera conocido ya al agresor. Ella misma recibe terapia en la UAVDI por haber sufrido abusos del mismo familiar.

Con la grabación del testimonio que se había realizado en Atades, la chica no tuvo que volver a declarar en el juzgado, con lo que la revictimización fue mínima, y tanto la madre como la hija entendieron en todo momento qué ocurría en el proceso. Cuando salga la sentencia, la UAVDI la adaptará a lectura fácil y pictogramas para que ambas puedan entenderla. Será la primera sentencia que se traduce a lectura fácil en Aragón.