La Coordinadora de Centros y Servicios de atención a Personas sin Hogar de Zaragoza pone al servicio de estos ciudadanos los recursos con los que cuenta la capital aragonesa para intentar que puedan solucionar su situación e insertarse. Es decir, que no terminen en la calle, o que salgan de ella y se estabilicen. Esa estabilidad pasa por un recurso residencial, unos ingresos y una actividad de ocupación del tiempo o un empleo.

La búsqueda de empleo es, por sí sola, un arduo trabajo que genera mucho estrés. Si además se añaden graves carencias económicas, redes sociales y familiares casi inexistentes, déficits emocionales, psicológicos, académicos, formativos, la presión social… Estar sin empleo acaba percibiéndose como una situación imposible de revertirse, y no encontrarlo se convierte en una derrota personal.

Todo ello hace que los recursos normalizados, con escaso seguimiento e individualización, no funcionen para el perfil de personas que atiende la coordinadora. Estas necesitan un trabajo más personal, con un acompañamiento muy cercano y cuidadosamente dirigido, en el que se respeten los ritmos personales de cada uno de ellos, con una gran labor de escucha, que les permita enfocar cambios de sus profesiones pasadas a otras nuevas.

Para cubrir estas necesidades, la Coordinadora de Centros y Servicios de atención a Personas sin Hogar de Zaragoza dispone de un taller específico de acompañamiento en la búsqueda de empleo. Para impartirlo cuenta con la asociación Yacarandar, empresa social con gran vinculación a los recursos de la coordinadora, y la colaboración de la Fundación Caja Inmaculada.

En el taller, desde las primeras sesiones se recogen los primeros datos y se evalúan las posibilidades e itinerarios de cada usuario, y se ponen en marcha mecanismos para organizar y estructurar para ello su tiempo. Las normas y horarios les resitúan de nuevo en la proactividad. Sin embargo, la verdadera meta en esta búsqueda de empleo con acompañamiento no es solo que obtengan las herramientas necesarias para la búsqueda de empleo, sino la autopercepción de la valía de cada usuario para conseguirlo.

Esta iniciativa ya ha superado un primer curso piloto, que ha rebasado todas las expectativas de los organizadores, pues ha conseguido motivar, desestigmatizar y empoderar a personas en riesgo de exclusión social.