El Gobierno de Aragón financia ayudas al estudio para realizar trabajos fin de grado y de máster que potencian la generación y difusión de conocimientos sobre la cooperación para el desarrollo. Por su parte, la Cátedra de Cooperación para el Desarrollo de la Universidad de Zaragoza premia los nueve mejores trabajos que profundizan sobre esta temática. En esta ocasión, las áreas técnicas, científicas y humanísticas han sido galardonadas. Pero es la de ciencias sociales, un campo íntimamente relacionado con la cooperación, la que mayores reconocimientos ha cosechado este año, pues se ha llevado seis premios.

Alejandro Mediel Sancho investigó en su trabajo sobre el microcrédito como vehículo personal posibilitador del desarrollo económico y de la salida de la trampa de la pobreza en la zona del Indostán. “El propósito es atacar la pobreza multidimensional a través del desarrollo económico proporcionado por los microcréditos, para que, experimentando progresos en este sentido, todas las demás dimensiones contenidas en la pobreza tengan la oportunidad de reducirse”, comenta.

Aunque no se han hallado evidencias claras de que el microcrédito sea el modo más efectivo de disminuir la pobreza, pues aún presenta grandes limitaciones, su trabajo concluye que sí constituye una opción esperanzadora para millones de personas que residen en dicha península.

Por su parte, Alejandra Murillo Izaguerri trató de establecer la relación entre el consumo socialmente responsable y el voluntariado. “Analicé el perfil de la persona voluntaria para conocer sus características, sus motivaciones y los beneficios que le proporciona la actividad. Igualmente, analicé el perfil de los que no colaboran para averiguar sus razones”. Con todo ello, Murillo propone una serie de recomendaciones centradas en incentivar la participación juvenil y de los hombres, la renovación de las asociaciones en materia de comunicación, así como más información sobre el voluntariado en colegios, institutos y universidades.

‘Reconversión de la Central Térmica Teruel para usos turísticos’ es el título del trabajo de Arturo Conde García, en el que propone adaptaciones con el fin de redestinar su uso de manera sostenible. “Es un planteamiento para la salvación de ese espacio centrándose en su transformación, aprovechando la propia estructura, adecuándola e incorporando materiales sostenibles, conectándola con recursos cercanos, reciclando puestos de trabajo y ayudando así a fijar población”, detalla.

Las prácticas del Máster Propio en Cooperación para el Desarrollo trasladaron a Miriam González de la Pascua hasta la Federación de Mujeres de Sucumbíos (Ecuador), que se centra en la erradicación de la violencia de género y el fortalecimiento de las organizaciones que la conforman. Realizó una evaluación del impacto social del proyecto Cajas de Ahorro y Crédito con Enfoque de Género, que “está potenciando la capacidad de ahorro de las mujeres, facilitando su acceso a recursos económicos, capacitándolas en temas de administración y gestión y desarrollando su autoestima y capacidad de emprendimiento”. Igualmente, determinó que “su tiempo de trabajo se había duplicado, pues las socias, aparte de sus emprendimientos, se encargan de las tareas domésticas y familiares”. Otros impactos no previstos han sido la mejora de la alimentación y de la salud familiar y la posibilidad de acceder a educación formal.

Óscar Zambrano Samboni estudió el turismo sostenible como oportunidad de desarrollo socioeconómico para los habitantes del municipio de Mocoa (departamento del Putumayo, Colombia). “Por ello, en mi trabajo realizo un diagnóstico que permite estructurar un conjunto de estrategias turísticas desde la sostenibilidad, logrando obtener percepciones optimistas sobre el potencial que tiene el municipio para desarrollar este sector”.

Zambrano elabora un inventario de recursos y atractivos turísticos e identifica y analiza los tipos de servicios que complementan la cadena de valor para ofrecer y garantizar un turismo de calidad. Esta investigación ha contribuido en la elaboración del Plan de Desarrollo Territorial del Municipio de Mocoa, demostrando que la cooperación para el desarrollo traspasa fronteras y es posible si hay fundamentos teórico-prácticos.

El estudio de Silvia Lorente-Echeverría evalúa los cambios en la visión de futuros maestros en cuanto a las competencias profesionales en educación para la sostenibilidad, fruto de una intervención llamada ‘Dar un paso’. Pretende comprobar cómo un programa de intervención relacionado con el desarrollo e implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible lleva al alumnado a considerar la importancia o no de la sostenibilidad dentro del ámbito curricular de un centro educativo, en este caso, la universidad. “Los resultados del estudio son un avance en el conocimiento de la denomina da sostenibilización curricular, y proporcionan un diseño y un protocolo de intervención válido para el desarrollo de competencias profesionales en educación para la sostenibilidad”, resume la autora.