La vicealcaldesa de Zaragoza, Luisa Broto, va a recibir hoy un encargo muy especial. Se trata de la tarjeta con la que Consejería de Derechos Sociales del ayuntamiento, de la que ella es titular, va a felicitar las próximas fiestas. Y lo que la hace tan especial no es otra cosa que sus autoras: las mujeres que residen en el albergue municipal de la capital aragonesa.

El año pasado ya la hicieron ellas. La idea la tuvo Mari Carmen Aznar, hasta hace poco funcionaria del Servicio de Igualdad del ayuntamiento, que pensó en poner en marcha un taller ocupacional para que las mujeres del albergue desarrollasen esta labor artesanal. Este año, ahora que se ha jubilado, ella misma ha sido voluntaria en el taller para crear la felicitación con la que Broto deseará un feliz 2019.

«Aunque el objetivo material era realizar la tarjeta, la finalidad real era que estas mujeres, ante su situación personal, recuperasen su autoestima», aclara Luis Alejandre, monitor del taller.

«El cambio que han dado algunas de ellas desde que empezaron con el taller -en octubre- ha sido impresionante», añade Mari Carmen. «Son mujeres que tienen cero autoestima -insiste en la idea lanzada por Luis-. Han perdido toda la capacidad de sentirse queridas, útiles… Están en lo más bajo. Cuando entran a estos talleres lo hacen escépticas y pasotas. Pero ahora son mujeres empoderadas y se sienten orgullosas de lo que están haciendo. Ahora ya no dicen qué mierda estamos haciendo, sino qué bonita nos está quedando la tarjeta», y recalca ese «nos», reflejo del sentimiento de pertenencia a un grupo.

«Vienen de situaciones muy complicadas, de familias desestructuradas, de problemas de alcoholismo o drogas… Y este taller es una forma de encauzar su situación y de que vean que sus vidas se pueden reconducir», continúa el monitor. Según Luis, «el poder del taller está en el resultado, cuando ellas ven que pueden crear algo con sus manos». A lo que Charo Jiménez, directora del albergue municipal, añade que estas mujeres «se dan cuenta de que son capaces de hacer cosas muy bonitas, y no tenían ni idea de que lo eran, porque nunca han tenido la oportunidad de hacerlas, y eso es muy importante».

María fue una de esas mujeres que al principio no estaba muy convencida de participar. «Desde luego que no», corrobora ella misma. De hecho, el primer día dijo que no volvía, y al final ha sido una de las residentes del albergue que más ha veces ha acudido. «Ahora me veo mucho más suelta. Nos está quedando muy bien», comentaba hace unos días, cuando estaban rematando la faena, antes de la entrega.

Visto el beneficio que este taller estaba suponiendo para las residentes, y preocupada por la situación de especial vulnerabilidad de las mujeres usuarias de este recurso para personas sin hogar, la directora del centro contactó con el Servicio de Igualdad del ayuntamiento para explorar la posibilidad de poner en marcha más iniciativas transversales entre las dos áreas municipales (el albergue depende de Servicios Sociales Especializados). Y esa colaboración podría ver pronto la luz.

El Ayuntamiento de Zaragoza tiene que rematar el acondicionamiento de un local que ha alquilado en la calle Mariano Gracia, donde podrán desarrollarse con carácter estable talleres ocupacionales dirigidos a mujeres sin hogar de Zaragoza. Así que, lo que nació como una idea puntual para crear unas felicitaciones navideñas, es muy probable que tenga su continuidad en el tiempo.

Entre tanto, estas mujeres del albergue van a poder ver hoy el fruto del trabajo desarrollado estos meses, cuando hagan entrega de las tarjetas. Unas felicitaciones cuyo mensaje hace referencia a la importancia de tener un hogar. «Quise poner una frase que tocara conciencias. Y por eso incluimos un llavero hecho con un plano de Zaragoza. Quien reciba la tarjeta tendrá casa. Para estas mujeres, su casa son las calles», recuerda Mari Carmen.