La violencia entre las comunidades y la malnutrición azotan Tanganica, en la República Democrática del Congo. La situación humanitaria continúa deteriorándose drásticamente en la provincia. Según Naciones Unidas, desde que comenzó la crisis, hace un año, más de 650.000 personas han tenido que huir de los violentos enfrentamientos entre los batwa (conocidos también como pigmeos) y los bantú (principalmente del grupo étnico luba). Lejos de sus aldeas y de sus medios de subsistencia habituales, miles de familias afrontan una escasez de alimentos cada vez más grave.

Entre diciembre del 2016 y febrero del 2017, la violencia entre los batwa y los bantú se intensificó repentinamente. Los enfrentamientos entre estos grupos, armados principalmente con hachas y machetes, han acarreado graves consecuencias para la población local. Muchas personas murieron, sufrieron heridas o quedaron traumatizadas, se incendiaron aldeas, se destruyeron campos y se produjeron desplazamientos masivos.

«En un contexto donde la crisis alimentaria se agrava a un ritmo constante, las tensiones actuales entre las dos comunidades son preocupantes», afirma Sébastien Sujobert, jefe de la subdelegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en la región.

Kyungu Mayaula se rompió un brazo al caer de una palmera cuando trataba de buscar alimento para sus 12 hijos, y ahora no puede mantenerlos. Pese a las precarias condiciones de vida, Kyungu prefiere quedarse con la familia que los acoge a él, a sus dos esposas y a sus hijos, y afirma que no quiere regresar. «Tengo miedo de que la violencia vuelva a comenzar».