El lunes volvió a abrir sus puertas la tienda solidaria que la Fundación Cruz Blanca tiene en Huesca. El establecimiento, situado en el número 31 de la calle Calatayud de la capital altoaragonesa, ofrece de nuevo al público oscense una buena variedad de productos artesanales, ecológicos, de decoración y de comercio justo.

Después de haber tenido que cerrar el establecimiento por el estado de alarma a causa de la pandemia del coronavirus, la tienda de esta organización humanitaria retorna a la nueva normalidad promocionando sus dos productos estrella: su aceite de oliva de proximidad Vida y el vino solidario de Cruz Blanca.

En la gestión de este comercio tan singular, la participación del cuerpo de voluntariado con el que cuenta esta entidad en Huesca es fundamental. Asimismo, también cuentan con la colaboración del alumnado de algunos de los programas de formación para el empleo que ofrece Cruz Blanca en la ciudad, como el de los diferentes cursos de comercio y márketing.

También algunos de los productos que pueden adquirirse en la tienda solidaria son fruto del trabajo de las personas que participan en distintas acciones formativas y de inserción sociolaboral de la delegación local de Cruz Blanca. Por ejemplo, en uno de estos proyectos se ocupan de toda la cadena de producción del aceite Vida, de principio a fin, incluyendo el cultivo de los olivos, en la Sierra de Guara.

En Huesca, la fundación franciscana gestiona además programas de atención integral a víctimas de trata con fines de explotación sexual, facilita itinerarios individualizados de inserción sociolaboral a personas inmigrantes o en situación de vulnerabilidad y trabaja con la infancia, entre otros colectivos.