España entera está sufriendo las consecuencias de la primera ola de frío del invierno. Pero, sin duda, quienes más lo padecen son las personas sin hogar, ya que la bajada de las temperaturas agrava la ya de por sí penosa situación en la que viven, llegando a poner en estos días su vida en peligro por hipotermia o congelación.

Uno de los recursos clave con los que cuenta Cruz Roja para paliar esta situación son las Unidades de Emergencia Social (UES), con implantación actualmente en 34 provincias españolas. Las personas que componen las UES forman un equipo que integra distintas disciplinas como el trabajo social, la asistencia sanitaria, la psicológica... Una parte muy importante de estos equipos la componen personas voluntarias, más de 2.000 en la actualidad. La clave es ofrecer a quienes viven al raso un servicio de proximidad que garantice una respuesta rápida in situ, frente a situaciones de emergencia social, actuando como puente entre la calle y la red de atención.

Café, comida, abrigo, materiales de aseo e higiene, atención sanitaria y escucha, mucha escucha. Estas son pautas que siguen los integrantes de las UES en sus labores de apoyo a las personas que viven en la calle, en número creciente. La organización ha constatado un aumento de la exclusión residencial entre las personas que atiende, tres veces superior al que sufre la población general, y las UES son una parte de la respuesta a este fenómeno.

«Nuestro objetivo, además de ofrecer ayuda básica como el café con leche, mantas, bocadillos, etc., es, sobre todo, ofrecerles todo el apoyo posible para tratar de salir de esa situación», apunta Belén, voluntaria de una de las UES.