Esta artista lleva desde el año 2016 coordinando el proyecto "Somos Arte" para la Fundación Cedes, entidad que trabaja en Aragón con personas con autismo y discapacidad intelectual. En esta organización entienden el arte como una herramienta para la comunicación y la participación social para las personas con discapacidad intelectual o autismo. CaixaForum Zaragoza fue el escenario elegido para hacer balance de estos tres años del proyecto, momento que se aprovechó para organizar un coloquio sobre la dimensión social del arte.

-¿Qué lleva a una artista como usted a embarcarse, junto a la Fundación Cedes, en un proyecto como ‘Somos Arte’?

-Estando en Berlín durante un tiempo en una residencia de artistas tuve la oportunidad de conocer un centro dedicado a actividades enfocadas al arte contemporáneo con personas con discapacidad intelectual, y me encantó la idea. Entonces decidí enfocar mi vida trabajando en un plano más social, con otro tipo de realidades, algo un poco más cercano. Cuando regresé de Berlín conocí la Fundación Cedes, donde se acogió de manera cálida el proyecto Somos Arte. Esto me permitió la oportunidad de trabajar con el concepto de ser humano en su forma más psíquica, anímica y espiritual.

-¿Cuál es el objetivo de este proyecto?

-La conciencia del potencial creador de la persona con discapacidad intelectual o autismo ocupa dentro de la Fundación Cedes nuestro particular interés. El proyecto Somos Arte plantea comprender a cada uno de los participantes con el fin de planificar actividades basadas en el arte contemporáneo como medio de expresión a través de la creación artística propia.

-¿Está satisfecha con los resultados?

-Estoy muy contenta por del impacto que ha tenido el proyecto en cada uno de los participantes. Se han obtenido buenos resultados, y me hace muy feliz ver el trabajo que han hecho a nivel personal para desarrollar sus habilidades. Considero que el arte simboliza para las personas con discapacidad intelectual un conjunto de recursos y oportunidades que brindan una vía para expresar emociones y para crear, además, unas mayores posibilidades de triunfo en lo personal, en lo académico y en lo profesional.

-¿Cómo valora el potencial creativo de las personas con discapacidad intelectual?

-Hay una neurosis de creación que es la que siente todo aquel que crea y que podría definirse como la peculiar conflictividad del que crea intensa y comprometidamente, involucrando en ello su propia vida. Los síntomas del neurótico suelen ser angustia, depresión, ansiedad, dificultad para relacionarse con el mundo, desaliento... Pero es que los síntomas del creador son exactamente esos. De tal forma que todos somos neuróticos o somos creadores. Me cuestiono: ¿En qué se diferencia uno de otros? En que uno está inmunizado de la resonancia interior de esos síntomas gracias precisamente a su creatividad activa, mientras que la persona con discapacidad intelectual (y el neurótico) las eleva al dramatismo porque no ha desarrollado su poder creador. Quizás, el tema de la creatividad ha sido poco tratado por el hecho de considerar a la persona con discapacidad desde este enfoque: lo que son en sí y lo que deben ser, sin darles permiso o una oportunidad para lo que pueden o desean ser. He observado que durante el proceso creativo es cuando la persona con discapacidad puede manifestarse en todo su ser, proyecta su nivel de identidad y provoca en el espectador reacciones, ya sean positivas o negativas. Y la devolución de esas reacciones retroalimenta al artista, haciendo que este estimule su nivel de autoestima, descubriéndose a sí mismo dentro de todas sus posibilidades, potenciando su valor como persona en el entorno social.

-Y a usted, ¿le está inspirando esta experiencia en su propia carrera artística?

-He estado interrogándome durante bastante tiempo sobre esta misma cuestión… Realmente estoy muy agradecida por la oportunidad que me han dado. A nivel personal me ha hecho reflexionar, situarme y posicionarme de manera consciente como creadora. En cierta forma, esta experiencia ha tenido una función curativa sobre mí y me ha revelado aspectos de mi pasado. El arte me interesa cuando tiene una función purificadora y sanadora al mismo tiempo. Voy a entrar de nuevo en un proceso creativo largo, porque siento una gran ansia de sacar cosas de dentro para seguir comprendiéndome… Solo trabajo cuando siento que necesito expresar algo. Puede que no sepa aún lo que será exactamente, pero sí sé que algo se está cociendo y cuándo he dado con una buena pista. La necesidad es muy fuerte. Para expresar las emociones tienes que estar muy abierta y receptiva. El inconsciente vendrá a mí…

-¿Qué hitos destacaría del proyecto?

-Sobre todo la exposición Pinceladas libres en el IAACC Pablo Serrano y la intervención artística en el Centro de Historias, El latido de mis huellas. Además de ser el inicio de un camino que abre nuevos horizontes, ambas han permitido visibilizar a los protagonistas en sus procesos creativos y de producción cultural dirigidos a toda la población. Es de vital importancia conseguir que el arte esté al alcance de todos para que deje de ser excluyente. Esto tiene su dificultad a la hora de realizar procesos de creación y exponer productos en espacios públicos, ya que no siempre están preparados ni son verdaderamente abiertos. Por tanto, es necesario apoyar estas prácticas artísticas que faciliten el proceso artístico y abran vías a la creación.

-¿Es la pintura una herramienta de comunicación y participación social?

-La pintura puede ayudar a liberar lo que está acumulado, oculto en nuestro interior, pero ha de ir acompañada de reflexión, imaginación y control. En este caso, las imágenes pictóricas ayudan a las personas con discapacidad intelectual a expresarse, permite sacar a la luz reacciones afectivas que en el lenguaje verbal encuentran dificultad para hallar su sitio.

-Recientemente presentaron el proyecto en CaixaForum, y Carmen Marcuello afirmó que la cultura «es un derecho» y que «requiere de la diversidad». ¿Qué aporta la diversidad de las personas con discapacidad intelectual a la cultura y al arte?

-En CaixaForum se planteó un coloquio muy bonito con grandes profesionales de la cultura en donde aportaron reflexiones muy valiosas. No puedo estar más de acuerdo con la afirmación de Carmen Marcuello de que la cultura es un derecho y necesita a la diversidad. La diversidad cultural es necesaria para la humanidad, eso es lo bonito, todos somos iguales y muy diversos al mismo tiempo. Esto es un indicador de fortaleza, riqueza y vitalidad de una sociedad, es una condición de libertad. Permitiendo la incorporación de las personas con discapacidad de manera activa a la vida cultural, llegaremos a valorar sus capacidades y sus creaciones, que van más allá de sus limitaciones. El arte es una solución, es el signo de la cultura, y esto es lo que da consuelo frente a la certeza del caos. Nos hace entender que no estamos solos y está ayudando a que el mundo sea mucho mejor.