-¿Qué es un asistente personal?

-Antonio Romero: El asistente personal es una figura de apoyo que lleva existiendo desde los años 90. Comenzó para las personas con discapacidad física y ahora, las personas con discapacidad intelectual están reclamando esta figura para ellos. La diferencia con otros modelos de apoyo está en que la persona con discapacidad es quien elige dónde, cuándo y cómo quiere el apoyo. El modelo del que parte es el de vida independiente. El objetivo de esta figura es que las personas con discapacidad puedan vivir incluidos en la sociedad y que puedan tener el mismo tipo de oportunidades que el resto de los ciudadanos. Y también es muy importante el hecho de que la persona con discapacidad sea la jefa. Es la que tiene el poder en esa relación y es la que decide todo. El asistente personal ni cuida ni educa. Simplemente acompaña a la persona para que pueda ejercer sus derechos y vivir en comunidad.

-Siendo una persona que necesitaba asistencia, ahora es usted la asistente. ¿Cómo se ha producido este cambio?

-Izaskun Buelta: Ha sido un cambio radical, y estoy muy a gusto. Me formé en curso de asistente personal y tuve un montón de reuniones. Después hice unas prácticas en la Casa 12… Y poco más. La Casa 12 es una vivienda tutelada de la Fundación Aprocor de Madrid, y yo asistía a algunas de las personas que viven ahí.

-¿Cómo es el día a día de un asistente personal?

-A. R.: Tú te dedicas a hacer lo que la persona necesite. Puede ser desde dar apoyo en el transporte público hasta ayudarle en la cocina o acompañarle al banco a hacer gestiones… Por ejemplo, la primera persona a la que apoyé me contrató para hacer el recorrido desde el trabajo hasta su casa y luego, una vez allí, le apoyaba a la hora de hacer las tareas domésticas. Y así en su día a día, para cualquier cosa que le hiciera falta. Si había que hacer la compra, íbamos juntos; si tenía que ir al médico, lo mismo.

-¿Debería la asistencia personal estar contemplada como un derecho?

-A. R.: La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU sí que contempla la vida independiente como un derecho y la asistencia personal es una herramienta para lograrlo.

-I. B.: Para mí sí es un derecho. A mí me ha ayudado a tomar mis pastillas, a moverme en transporte público… En todo.

-¿Habría conseguido todo lo que ha logrado si este apoyo?

-I. B.: Lo habría intentado de todas formas. Pero acepté muy bien ese apoyo.

-¿Ofrecen este servicio los servicios sociales en España?

-A. R.: La figura del asistente personal aparece en la ley de la dependencia. Aparece en el catálogo pero es muy difícil acceder a ella porque la prestación económica que te dan para acceder a la asistencia personal es muy bajita, así que la gente suele decantarse por otro tipo de ayudas. Es verdad que cada vez más gente se inclina por esta opción. Por ejemplo, en Castilla y León, donde están más avanzados; o en Andalucía, donde es compatible con otros servicios o prestaciones. En Madrid, conozco a un usuario de Aprocor a quien le han asignado este servicio y ha decidido marcharse de su centro de día para poder contar con un asistente personal.

-¿Y usted también prefiere un asistente personal antes que acudir cada día a un centro?

-I. B.: Claro. Prefiero tener apoyo pero poder vivir en un piso con mis amigas. Me da mucha más independencia.

-O sea que, por ahora, tener o no asistente, ¿depende del dinero que se posea?

-A. R.: Eso es. Uno de nuestros grandes retos que es conseguir que la gente con recursos más limitados tenga acceso a la asistencia personal. Necesitamos que las administraciones públicas adquieran un compromiso con una figura que es indispensable para que todos tengamos las mismas oportunidades. Y que las comunidades autónomas eliminen las incompatibilidades entre servicios a la dependencia. Que una persona viva en una residencia no quiere decir que no pueda necesitar un asistente personal para otra cosa. O que alguien esté por la mañana en un centro ocupacional no quita para que por la tarde pueda necesitar a un asistente personal para tener una vida independiente. Pero hoy por hoy es incompatible una cosa con la otra. Y sería muy importante porque la asistencia personal es el apoyo que más inclusión genera. Consigue igualdad de oportunidades porque es un apoyo que acompaña a la persona, que no se tiene que adaptar a una asociación o a un servicio, sino que vive su vida y es el apoyo el que se adapta a la persona. Por lo tanto le permite vivir como uno más.

-¿En algún país se ha implantado la figura del asistente personal?

-A. R.: En Suecia reciben 30 euros de prestación para pagar cada hora de asistencia personal. A ese modelo aspiramos.