Arturo Cisneros se vio obligado a cerrar su empresa, dedicada a la producción cultural y audiovisual, y a dejar sin trabajo a más de 30 empleados, «que eran mis amigos», comenta. Por su parte, él perdió hasta su casa, y regresó al pueblo de sus padres, en el Pirineo navarro.

Una pregunta de su madre sobre dónde habían ido a parar los recursos económicos tras la crisis, le llevó a rodar Mami, ya sé dónde está el dinero, que presentó este lunes en Zaragoza, dentro de las jornadas sobre fiscalidad de Oxfam Intermón. En la cinta se denuncia que la precaria situación económica actual, «más que una crisis, es una estafa».

-Muchos nos hacemos la misma pregunta que su madre. ¿Dónde está el dinero?

-Una de las conclusiones de la película es que no es verdad que no haya dinero, sino que ahora es el momento de la historia en el que más hay. Pero una gran parte está en los paraísos fiscales.

-¿Por qué la gente de a pie sigue pagando sus impuestos, mientras los ricos evaden?

-Los expertos de todo el mundo que hemos entrevistado nos dicen que hay un gran déficit democrático en las instituciones macroeconómicas, que son las que tienen el control de crear el dinero. No están bajo el control de los ciudadanos ni de los políticos, y solo defienden sus intereses: ganar más dinero. Mientas no estén bajo el control de los gobiernos democráticos, es imposible encontrar una solución.

-¿Cuál sería la consecuencia de su democratización?

-Se podrían cancelar las deudas públicas y dedicar ese dinero a atender necesidades sociales de primer orden. Aquí podríamos acabar con la ley Montoro, que impone a los ayuntamientos un techo de gasto y priorizar el gasto social sobre la deuda.

-¿Es la igualdad la primera víctima de este sistema económico?

-¡Claro! Acumulación extrema es igual a empobrecimiento, y este provoca desigualdad.