Los conflictos armados se multiplican y se expanden, afectando a regiones enteras del planeta. Al mismo tiempo, los fenómenos meterológicos extremos son cada vez más intensos y recurrentes. Todo esto está haciendo aumentar de manera exponencial el número de situaciones de emergencia en el mundo. Los conflictos y el cambio climático han duplicado en los últimos 20 años el número de crisis con necesidad de movilización internacional. Desde el 2000, cada año se ha registrado una media de entre 50 y 65 emergencias alimentarias, cuando solo una década antes se contabilizaban entre 25 y 45 anuales.

Esta multiplicación de crisis, junto con las crecientes violaciones al derecho internacional humanitario y las dificultades para garantizar la ayuda en condiciones de seguridad, están haciendo cada día más complicada la labor de los organismos y agentes del sistema humanitario global.

Y es que una respuesta de emergencia no se reduce a lanzar sacos de arroz o a recoger mantas y galletas para enviar a los damnificados. Detrás de cada desastre o crisis hay una labor ingente y coordinada de un equipo de profesionales, un despliegue logístico de gran envergadura y una movilización de medios contrarreloj. Antes, durante y después de la emergencia.

«La parte más mediática de una emergencia tiene una vida en las portadas de informativos de entre tres y siete días. En esta fase, la sociedad se vuelca para ayudar a la población pero el trabajo para salvar vidas y recuperar la autonomía termina mucho después. La fase de emergencia se extiende hasta los tres meses y la postemergencia de los tres meses al año. Después hay toda una fase de rehabilitación y también antes puede hacerse mucho, a través de la prevención y la gestión de desastres, para ahorrar sufrimiento humano», apunta Víctor Manuel Velasco, jefe del equipo de emergencia de Acción contra el Hambre.

Esta oenegé, con la colaboración de la Cooperación Española y Adif, ha lanzado la campaña Detrás de la emergencia, con la que pretenden mostrar a la sociedad española los bastidores del trabajo humanitario: una labor dura pero muy necesaria que transforma el impulso de ayudar en alivio real del sufrimiento humano.

Una emergencia es una situación que amenaza la vida y el bienestar de muchas personas o un porcentaje amplio de población y que requiere a menudo una respuesta multisectorial. Normalmente se caracteriza por la falta de capacidades locales y nacionales adecuadas para socorrer a la población afectada, haciendo necesaria una intervención internacional y en la que la cantidad y el tipo de ayuda necesarias trascienden la capacidad de una sola agencia u organización.

Estas emergencias requieren de una enorme capacidad logística que hacen a su vez necesarios acuerdos de coordinación. El Inter Agency Standing Committee es el principal mecanismo internacional para la coordinación interagencial de la ayuda humanitaria. Engloba a agencias de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias.

En España, la encargada de la coordinación de todos los actores humanitarios es la Oficina de Acción Humanitaria. En su sede en Madrid convoca las reuniones pertinentes con las oengés, los organismos internacionales con presencia en nuestro país, el Ministerio de Interior, el Ministerio de Defensa y las comunidades autónomas para ofrecer información sobre la financiación disponible y la actuación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en la emergencia. A escala autonómica, este organismo tiene su equivalente en el Comité Aragonés de Emergencias.

La República Democrática del Congo, Siria, Irak y Yemen sufren en estos momentos las mayores emergencias humanitarias del mundo. Aunque pronto podrían unírseles algunas zonas de Somalia, Sudán del Sur o Nigeria.