Esta vez no ha sido un ciclón, un tsunami ni una guerra, sino la pandemia global de coronavirus la que ha hecho activarse al Comité Autonómico de Emergencias, un órgano integrado por el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP) y la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS).

La semana pasada, este organismo multilateral dio luz verde a la financiación de ocho de los 27 proyectos de ayuda humanitaria que las oenegés aragonesas propusieron para hacer frente a la crisis social, económica y sanitaria provocada por el covid-19 en algunos de los países menos desarrollados del planeta.

Dicho comité tiene encomendada la tarea de intervenir en aquellos países que sufran catástrofes humanitarias para contribuir a paliar sus efectos y apoyar la reconstrucción y rehabilitación posterior. Así, en esta ocasión se van a reunir 310.000 euros para intervenir en ocho países afectados por la pandemia y con escasez de recursos o sistemas sanitarios débiles.

Aunque en todo el mundo se están implementando respuestas de emergencia para estimular la economía y apoyar los medios de vida, existen territorios donde estas medidas no han sido suficientes para enfrentar la crisis humanitaria que el covid-19 está ocasionando, viéndose agravadas las difíciles condiciones de vida en que se encuentra gran parte de su población. Muchos países que, de manera similar a España, se encuentran en una situación análoga a nuestro estado de alarma, están solicitando las entidades humanitarias que en ellos trabajan ayuda internacional para mitigar los efectos de la pandemia.

Entre los objetivos de las operaciones financiadas a través del Comité Autonómico de Emergencias está el de reforzar la capacidad de los sistemas sanitarios, hospitales y puestos médicos locales encargados de la prevención, contención y respuesta a la pandemia. También hay intervenciones orientadas a prevenir el contagio y la expansión entre la población, entre las que se cuentan actuaciones en el ámbito del saneamiento y el abastecimiento de agua. Otras abordan medidas de apoyo psicosocial, y algunas van orientadas a afrontar problemas de abastecimiento y distribución de alimentos para combatir el hambre.

Del total de 310.000 que se van a destinar a esta emergencia, casi la mitad, 150.000, los aporta el Gobierno de Aragón, y se repartirán entre cuatro proyectos. Unicef recibirá 50.000 para organizar la entrega de suministros básicos en Senegal, un fondo con el que se pretende proteger a los niños y las niñas más vulnerables en esta situación. Medicus Mundi percibirá otros 50.000, con los que fortalecerá la red de servicios de salud número dos en Apolobamba, una región de Bolivia.

Por su parte, la Asociación Hermanamiento León - Zaragoza va a desarrollar un plan de amortiguamiento sanitario, económico y alimentario en Nicaragua, dotado con 23.185,13 euros. Y Proyde recibirá 26.814,87 euros de la DGA para la atención urgente a las familias más empobrecidas de Sofala, un área rural de Mozambique.

Los proyectos seleccionados por la Diputación Provincial de Zaragoza son tres, que recibirán un total de 110.000 euros. Estos serán desarrollados en la segunda mitad del 2020 por las entidades Médicos del Mundo, Arapaz-MPDL y Familias Unidas. En primer lugar, Médicos del Mundo colaborará con asociaciones bolivianas de mujeres para el reparto de alimentos y equipos de protección individual, por valor de 50.000 euros. Arapaz-MPDL recibirá 34.370 euros para desarrollar una campaña de información sobre las medidas de prevención y protección frente al coronavirus, con distribución de material de emergencia (jabón y mascarillas), en varias localidades de Senegal. Familias Unidas, gracias a los 25.630 euros aportados por la DPZ, repartirá alimentos y productos higiénicos en la República Dominicana.

El Ayuntamiento de Zaragoza financia con 50.000 euros un proyecto de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos. Con ellos, la UNRWA podrá dar respuesta a las necesidades de protección individual de más de 1.800 de sus trabajadores en Siria, dotándoles de guantes, mascarillas o geles desinfectantes, entre otros suministros, para prevenir los contagios entre su personal y garantizar la atención sanitaria a los refugiados.

Las oenegés de la FAS valoran positivamente el compromiso de las administraciones donantes con la respuesta global a la lucha contra la pandemia y los efectos sobre las personas y comunidades más vulnerables. Pero recuerdan que, si bien la crisis sanitaria ha tenido una incidencia mundial, sus efectos han sido todavía más devastadores en las poblaciones más vulnerables de los países más empobrecidos del planeta, que ya de por sí sufren emergencias humanitarias preexistentes. Por ello, comentan sus técnicos, «esperamos que otras administraciones se animen a financiar algunos de los 19 proyectos que no han sido seleccionados en esta convocatoria del comité de emergencia, que siguen siendo intervenciones muy necesarias».