-No hace mucho, un joven saharaui se quemó como vía de protesta. ¿Tan desesperada es la situación?

-La situación es muy grave. Vivimos bajo un bloqueo militar y en todos los barrios hay presencia policial para impedir cualquier intento de manifestación para reclamar la independencia. Y además hay un bloqueo informativo. Los periodistas, activistas y observadores internacionales que tratan de entrar para conocer de cerca las violaciones de los derechos humanos están siendo expulsados. El caso de ese chico que se quemó es el ejemplo de muchos jóvenes que han llegado a un nivel muy alto de desesperación y de impotencia. Ellos se sienten engañados y traicionados por varios países, que están poniendo los intereses económicos por encima de los derechos humanos. Este es el caso de los estados francés y español, que están defendiendo la legalización de un acuerdo de pesca ilegal, que incluye las aguas del Sáhara Occidental, ya que Marruecos no tiene ninguna soberanía sobre estas. Tal y como sentenció el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea, ningún acuerdo económico con este país puede afectar al territorio saharaui. En caso de hacerse, tiene que contar con la aprobación del pueblo saharaui, cuyo representante legítimo es el Frente Polisario.

-¿Qué le trae a Zaragoza?

-Vine para presentar la película Tres cámaras robadas, el primer documental nacido en el Sáhara Occidental ocupado de manos de activistas locales. Es el fruto de muchos años de trabajo clandestino, realizado sobre el terreno por Equipe Media, junto con la productora sueca Ra Film. Narra el bloqueo informativo, el riesgo que supone para los periodistas trabajar en esa tierra y su lucha para mantener las cámaras, ya que son perseguidos por las autoridades de la ocupación para confiscarlas.

-De ahí el título, ¿no?

-Sí. Y también está inspirado en el documental palestino Cinco cámaras rotas, porque es una historia parecida. Desde que hicimos la película, hoy ya son seis las cámaras que nos han confiscado a Equipe Media. Marruecos quiere criminalizar a quienes informan, pero la nuestra es una lucha pacífica. Tratamos de mostrar al mundo lo que hace Marruecos.

-¿Y lo están logrando?

-Este documental fue censurado en Beirut, debido a la presión del Estado marroquí. Pero ha sido ya proyectado en 47 festivales internacionales por todo el mundo. Ha ganado cinco premios internacionales, uno de ellos en un festival en Irak, lo que provocó una crisis diplomática entre este país y Marruecos.

-Y con el Gobierno de España, ¿no ha provocado ningún problema su proyección?

-Menos mal que en España los festivales no están en manos del Gobierno. En tal caso, no creo que se hubiera proyectado. España fue cómplice de Marruecos durante la ocupación y lo que está haciendo ahora es peor, promover en la Unión Europea un acuerdo de pesca ilegal, aún sabiendo que está violando el derecho internacional.

-El documental lo produce Equipe Media. ¿Es una productora audiovisual, una agencia de noticias, una oenegé…?

-No es una empresa, sino una organización de jóvenes saharauis que nació en 2009 con el objetivo de romper el bloqueo informativo en el Sáhara Occidental. Nuestro trabajo consiste en documentar la vida diaria de los saharauis bajo la ocupación. Damos cobertura mediática a todas las actividades políticas que reivindican la independencia, grabamos las intervenciones policiales violentas, recogemos testimonios de las víctimas, hacemos investigaciones y seguimientos sobre el expolio de los recursos naturales y la situación de los presos políticos…

-¿Cómo canalizan toda esa información?

-Ofrecemos nuestro trabajo a organizaciones y medios de comunicación internacionales para que el mundo sepa lo que está pasando en el Sáhara Occidental. Marruecos no quiere testigos, pero nosotros lo estamos siendo, por lo que sufrimos muchas represalias: detenciones, torturas, malos tratos… Ahora mismo hay seis periodistas encarcelados, con condenas que van desde los seis años hasta la cadena perpetua, por el mero hecho de informar. Tres de ellos son de Equipe Media.

-¿Hasta qué punto es peligroso informar, cámara en mano, en el Sáhara ocupado?

-Es imposible. Te juegas la vida por informar con una cámara. Te pueden detener solo por llevarla por la calle. Por eso nunca lo hacemos. Tenemos que trabajar escondidos en las azoteas, coordinándonos con los organizadores de las manifestaciones.

-Usted es periodista por activismo. ¿Qué hace para ganarse la vida?

-En Equipe Media somos voluntarios. Vivimos, como la mayoría del pueblo saharaui, de la solidaridad. A mí me mantiene mi familia. Los puestos de trabajo que generan la pesca y los fosfatos, nuestros principales recursos, son asignados por las autoridades de ocupación a colonos marroquís para que llenen el territorio.