-Acerca de la educación inclusiva, hay un debate abierto en el ámbito de la discapacidad intelectual. Están quienes apuestan por la integración de los alumnos en colegios ordinarios y quienes prefieren los centros de educación especial. ¿Cuál es el posicionamiento de Plena Inclusión?

-Una vez que España ratificó la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de las Naciones Unidas, está obligada a cumplirla. Uno de sus artículos habla sobre el derecho a la educación inclusiva de todos los menores con necesidades educativas especiales. Plena Inclusión está de acuerdo con ese marco legal, que implica que cualquier niño o niña con discapacidad intelectual pueda estar en un colegio ordinario.

-¿Implica esto el cierre de los colegios de Educación Especial?

-Hay varios caminos para llegar a ese gran objetivo, y esto no implica que todos los docentes y profesionales que trabajan en los colegios de Educación Especial vayan a quedarse en el vacío. En Plena Inclusión apostamos porque estas escuelas se conviertan en centros de recursos para los colegios ordinarios. Así, todo el conocimiento y la experiencia que los colegios de Educación Especial han ido atesorando, podrán trasladarlos a los profesores de Primaria y Secundaria para facilitar la inclusión de los niños y niñas con discapacidad intelectual en los centros ordinarios. Pero, por otro lado, también tenemos en cuenta que las necesidades y las demandas de las familias son diversas. Y aunque en los últimos años son cada vez más las que optan por una educación inclusiva, hay otras que prefieren llevar a sus hijos a colegios de Educación Especial. En Plena Inclusión pensamos que hacer una transición muy radical no sería lo más correcto, pero sí que hay que garantizar que todos aquellos padres que quieran llevar a sus hijos a un colegio ordinario puedan hacerlo. Estamos convencidos de que una vez que estos centros dispongan de los recursos suficientes para prestar los apoyos que estos niños necesitan, muchas familias se sumarán a la posición que defendemos en nuestra organización.

-Y aún así, ¿no seguirán los alumnos con grandes necesidades de apoyo justificando la existencia de los colegios de Educación Especial?

-El alumnado que no solo requiere apoyos individualizados para la movilidad, o sistemas aumentativos o alternativos de comunicación, o auxiliares de apoyo en el aula, sino que además tiene otras necesidades, como por ejemplo atenciones médicas, es muy reducido. Y es cierto que los colegios de Educación Especial están muy bien preparados para atender esas necesidades. Pero esos recursos también podrían existir en los colegios de educación ordinaria para que estos alumnos estuvieran bien atendidos. No es nada imposible.

-Mientras este debate continúa, en Plena Inclusión ya están trabajando en un programa de educación inclusiva. ¿En qué consiste?

-Red para la Educación Inclusiva es un programa de ámbito nacional que comenzó el año pasado y que se financia a cargo del 0,7% del IRPF estatal. Se está aplicando en todas las comunidades autónomas, y esta capacidad para actuar en todos los territorios del país es una gran fortaleza de Plena Inclusión, ya que es lo más justo para el conjunto de la ciudadanía. Este proyecto pretende aunar a colegios de Educación Especial y a colegios de enseñanza ordinaria para que, en forma de tándem o de trío, alumnos, profesores y familias puedan desarrollar de forma conjunta un proyecto. Si alumnos con y sin discapacidad de uno y otro colegio consiguen cosas juntos, lo único que les está separando es una infraestructura, ya que la esencia del proyecto es que actúen juntos como si estuvieran en el mismo centro.

-¿Es este proyecto una especie de puente hacia la educación inclusiva de la que hablábamos antes?

-Es un primer paso para que alumnos con y sin discapacidad se encuentren y trabajen juntos bajo una serie de proyectos que tienen finalidades pedagógicas, así como sus profesores.

-¿En qué beneficia a los alumnos ese trabajo conjunto?

-A los alumnos de la enseñanza ordinaria les permite encontrarse con otros niños de su edad que tienen discapacidad intelectual y conocerlos, algo que quizás nunca habría sucedido por el hecho de asistir a colegios diferenciados. Muchos niños en nuestras aulas nunca han convivido ni compartido espacios ni actividades con niños con discapacidad. Y conocer a una parte de la comunidad que no conocían es un valor. Por otra parte, al elaborar unas tareas y conseguir cosas juntos, los niños sin discapacidad están viendo que los que sí la tienen pueden aportar muchas cosas a la sociedad.

-¿Y a los niños con discapacidad, qué les aporta?

-Está comprobado muchas personas con discapacidad intelectual solo se relacionan con otras personas en su misma situación, con profesionales del sector y con sus familias a lo largo de su vida, ya que tienen muy pocas oportunidades para relacionarse con otras personas sin discapacidad. Este proyecto ayuda a favorecer esas relaciones con el resto de la comunidad, lo cual les va a aportar nuevas ideas, otras formas de comunicarse…

-Y este desarrollo de habilidades sociales tiene que ser bueno para su posterior integración en otros entornos sociales y laborales, ¿no es así?

-Claro. Pero es que, además, si los alumnos sin discapacidad convivieran desde edades tempranas con otros que sí la tienen y normalizasen la diversidad, cuando crecieran y estuvieran en un puesto directivo, tendrían menos prejuicios a la hora de contratar a personas con discapacidad, porque ya no les resultaría algo extraño. Pero esto es lo que ocurre. Cuando hablamos con los empresarios vemos que uno de los problemas que frenan la contratación de estas personas es el miedo a lo desconocido.

-¿Qué colegios aragoneses participan ya en este programa?

-El curso pasado se incorporaron ocho centros: los colegios públicos de Educación Especial Jean Piaget y La Alborada y el concertado Los Pueyos; los colegios públicos de Infantil y Primaria Agustina de Aragón, Hispanidad, Puerta Sancho y el Ramón y Cajal de Alpartir; y el colegio concertado Las Teresianas de Zaragoza. Este año se han unido los CPEE Ángel Riviere y Rincón de Goya y los CEIP Castillo Qadrit de Cadrete y Calixto Ariño.