Las horas de estudio de los alumnos de la Universidad de Zaragoza nunca fueron tan provechosas. Hasta el 5 de diciembre, cada hora que dediquen a hacer codos equivaldrá a un euro, que la oenegé Cooperación Internacional dedicará a la ampliación de un colegio en Senegal. La universidad aragonesa se vuelve a sumar a la Olimpiada Solidaria de Estudio, que este año alcanza su XVI edición bajo el lema Estoy donde puedo ayudar. Los usuarios de las bibliotecas de la institución académica depositan en una urna las horas que han dedicado al estudio y las empresas colaboradoras los convierten en euros.

Ramón Abad, director de la biblioteca de la Universidad de Zaragoza, opina que «se podría haber puesto un cepillo para que la gente eche monedas pero eso se podría hacer en cualquier sitio. Y queremos que la universidad participe a su manera». Como no es fácil pedirle a un estudiante «que se rasque el bolsillo», se le pide «que sea consciente y solidario con una serie de causas» y que ponga una intención «en aquello en lo que invierte su esfuerzo».

Enrique Cuesta Cervino, director de proyectos en Aragón de la oenegé Cooperación Internacional, cree que esta iniciativa es «una gran herramienta para concienciar a la juventud sobre la importancia del acceso a la educación y la realidad a la que se enfrentan niños y jóvenes en países en desarrollo que no tienen un acceso a la misma».

El proyecto al que se destinarán los fondos es la ampliación de la escuela infantil Arco Iris de Saly Velingara (Senegal). « Necesitamos construir más aulas para que los niños puedan continuar sus estudios en Primaria sin tener que desplazarse a varios kilómetros», añade Cuesta.

La Olimpiada Solidaria de Estudio nació hace dieciséis años en Logroño y la Univesidad de Zaragoza se unió en el 2011. Hoy se celebra en doce países. En Aragón participan 31 bibliotecas o salas de estudio, trece de ellas en los distintos centros universitarios públicos de las tres provincias.

Este año acompaña a esta iniciativa una exposición fotográfica basada en un reportaje del New York Times, que cuenta la historia de tres niños refugiados no pueden recibir una educación.