A pocos días de que las clases comiencen en Aragón, todavía son muchas las incertidumbres sobre cómo se desarrollará el nuevo curso. Una inquietud que se extiende por todo el planeta, pues la pandemia ha forzado el cierre de escuelas en 194 países, afectando a casi 1.600 millones de estudiantes, más del 90% de la población escolar mundial.

Pero, “mientras millones de padres en todo el mundo se centran en que sus hijos vuelvan a la escuela, es posible que hasta un millón de niñas del África subsahariana no tenga esa oportunidad. Los cierres prolongados de escuelas durante una crisis humanitaria pueden conducir a un mayor número de riesgos para la protección infantil, incluidos el matrimonio precoz y forzado, la violencia sexual y el embarazo precoz, y demasiados países tienen barreras que impiden que las niñas se reinscriban si esto sucede”, afirma Isabel Gomes, directora global de operaciones humanitarias de World Vision.

Esta oenegé advierte de que muchas de las niñas que han quedado embarazadas durante el confinamiento perderán oportunidades en el futuro debido a las políticas y prácticas de algunos países africanos, que no permiten que las jóvenes gestantes o que ya son madres continúen su educación.

No se trata de una afirmación vacía, pues existen precedentes. Estudios realizados durante el brote de ébola que sufrió Sierra Leona entre los años 2014 y 2016 mostraron que las posibilidades de embarazo temprano se duplicaron. Más de 14.000 adolescentes quedaron encinta durante ese tiempo, incluidas 11.000 que asistían al colegio antes del brote, y que se encontraron con prohibiciones en todo el país cuando intentaron regresar.

Según datos de la Unesco, África subsahariana es la región del mundo con mayor absentismo escolar. También tiene las tasas de embarazo en la adolescencia más altas del mundo. Las políticas frente a esta situación varían en toda la región y van desde la expulsión total de las niñas embarazadas hasta las estrategias que apoyan la educación continua de las madres adolescentes.

“Negar a las niñas su derecho a asistir a la escuela significa que nos enfrentamos a una nueva crisis en la educación de las niñas, a menos que los gobiernos actúen ahora. Vimos que la decisión de prohibir a las niñas embarazadas regresar a la escuela después del ébola en Sierra Leona tuvo graves consecuencias, ya que estas niñas y sus hijos tuvieron menos oportunidades, mayores riesgos en la salud y bienestar, y mayor pobreza e inseguridad”.

El país levantó la prohibición el pasado mes de marzo, y está promoviendo medidas que ayudarán a garantizar la educación de las niñas después de la crisis del covid-19.

Ante el previsible aumento de los embarazos precoces, World Vision insta al resto de estados que mantienen este tipo de restricciones a seguir el camino de Sierra Leona. “Una educación perdida no solo es catastrófica para las madres jóvenes y sus hijos, sino también para la economía. Si los países no garantizan la educación continua de las madres adolescentes, la región del África subsahariana podría ver cómo su economía sufre una pérdida adicional de diez mil millones de dólares en el PIB”, arguye Gomes