Sofía Labraoui llegó a España hace diez años procedente de Argelia. Divorciada y en situación de desempleo, en el 2015 acudió a YMCA en busca de actividades de ocio y refuerzo educativo para sus tres hijos. El mayor, Lockman, tiene ahora 17 años y participa en el grupo de líderes de la organización para jóvenes de 16 a 21 años, que de forma voluntaria se reúnen semanalmente y ayudan a los monitores en las actividades diarias ejerciendo de referentes para otros menores en su misma situación. También a través de la entidad, Sofía recibió orientación laboral y desde hace más de un año encadena contratos de obra y servicio como limpiadora.

El de Sofía es solo un ejemplo de la labor social que desarrolla YMCA, organización internacional que este mes de noviembre celebra 30 años de presencia en Aragón. La entidad ha atendido este 2017 a 571 familias y 653 niños y jóvenes en riesgo de exclusión social en sus cinco centros de la comunidad: tres en Zaragoza (en los barrios Delicias, Universidad y San José), uno en Huesca y otro en Teruel.

Para Sofía y Lockman, YMCA ha marcado un antes y un después en sus vidas y sus expectativas de futuro. «Estoy muy contenta. Se preocupan mucho por mi familia, me llaman cada semana para saber cómo estamos y cómo va todo», cuenta Sofía, que espera conseguir pronto un empleo estable aunque asegura que su situación ha mejorado desde que llegó al centro. «He notado un gran cambio, sobre todo en mi hijo mayor; ahora tiene amigos, se relaciona mucho más con la gente y va muy bien en los estudios».

A Lokman, que había repetido dos cursos antes de llegar a YMCA, el refuerzo educativo le ha servido para mejorar sus notas y no abandonar los estudios antes de tiempo. «Si tengo cualquier duda o un examen, sé que aquí me van a ayudar», asegura. Ahora realiza un Grado Medio de Carrocería y no descarta cursar un grado superior, pero lo que más valora de YMCA es conocer gente y hacer nuevos amigos. «Para mí son una gran familia», afirma.

Prevenir el fracaso escolar y proporcionar a la infancia y juventud un entorno en el que divertirse al mismo tiempo que adquieren valores es uno de los objetivos principales de YMCA. Pero las actividades de la entidad van más allá, proporcionando una atención integral a las familias en riesgo de exclusión social a través de programas de ayuda para necesidades básicas, vivienda, empleo y formación.

Itinerarios a medida

Susana Mercadal es la directora del centro de YMCA en Delicias y coordinadora del programa de intervención sociofamiliar que brinda apoyo a familias como la de Sofía, que llegan al centro de forma directa o derivadas por servicios sociales, centros educativos u otras entidades del barrio.

Según explica, el proceso de atención a las familias se inicia con una entrevista para ver qué necesidades presentan. «Lo primero que hacemos es evaluar su situación económica, ya que para acceder al programa hay que cumplir una serie de requisitos», detalla la coordinadora.

Una vez hecha la valoración inicial y el diagnóstico de cada familia, se establece un itinerario personal para todos los miembros de la unidad familiar. En el caso de los adultos, el plan de trabajo engloba acciones en aquellas áreas en las que presentan alguna dificultad. «Las necesidades más frecuentes son las de formación y orientación laboral», señala Mercadal. En menores, las actividades se centran en la mejora educativa y relacional. Estas se financian a través del programa CaixaProinfancia.

Mercadal comenta que el objetivo de estos planes de trabajo es cubrir todas las necesidades de la familia. «Si diagnosticamos que la familia tiene dificultades en las áreas de formación para el empleo, intentamos revertir esa situación con cursos de español, de empleo doméstico, de carretillero, de limpieza industrial... para que puedan mejorar su currículum y así poder acceder de una manera más fácil al mercado laboral», subraya.

En el caso de la orientación laboral, «les enseñamos cómo hacer un currículum, dónde enviarlo y hacemos de intermediarios con las empresas para que tengan una garantía de que esa persona va a responder», agrega la coordinadora.

Si hay alguna necesidad específica que no se puede cubrir desde YMCA o es mejor que se atienda desde otros recursos, se deriva hacia otras entidades. «Siempre hemos mantenido coordinación con todos los recursos de los barrios en los que estamos presentes para evitar la duplicidad de servicios, ver dónde es más conveniente que la familia los reciba y avanzar en el trabajo con todos sus miembros», indica.

El programa de intervención sociofamiliar se completa con la ayuda a necesidades básicas. A través de este servicio, todas las familias reciben alimentos y otros productos de higiene, ropa, muebles o electromésticos donados a la entidad por empresas y particulares.

La finalidad del itinerario sociofamiliar es mejorar la situación de las familias en todas las áreas en las que tienen dificultad. «Intentamos apoyar a toda la unidad familiar para que mejore su situación, que en el tiempo que estén aquí reciban unos servicios y cuando finalice ese tiempo puedan alcanzar los objetivos marcados y mejorar su situación», afirma Mercadal, que señala que la satisfacción de los usuarios es muy alta. «En general, todos consideran que su situación ha mejorado tras pasar por el programa», concluye.