En la franja de Gaza, deber dinero es parte del día a día. La deuda media de los hogares de las personas refugiadas más pobres asciende a más del doble de sus ingresos anuales.

«He vivido en un apartamento alquilado los últimos 25 años», dice Sabreen, que tiene 40 y vive en Beach Camp, cerca de la ciudad de Gaza, junto con su marido y seis hijos. «En ese tiempo me han desalojado 15 veces por no pagar el alquiler. Mi esposo era pescador, pero ha estado enfermo durante los últimos seis años y no puede trabajar».

Los hijos mayores de Sabreen, Mahmoud, de 17 años, y Muhammad, de 15, abandonaron la escuela para trabajar en la pesca y la construcción. Para cubrir sus necesidades básicas, como alimentos, agua y salud, la familia depende principalmente de los préstamos.

Las medidas para contener el covid-19 han erosionado el ya limitado poder adquisitivo y la capacidad de recuperación de personas como Sabreen en la franja de Gaza. En el tercer trimestre del 2020, el 48,6% de su población activa estaba desempleada, y se estima que la proporción de hogares pobres alcanzó el 64% a finales de año.

Si bien las familias refugiadas se benefician de la asistencia alimentaria y los servicios prestados por UNRWA, esto no ha sido suficiente para sacarlos de la pobreza extrema y muchos requieren apoyo adicional. La grave crisis financiera que afecta a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos puede provocar un mayor deterioro de la situación socioeconómica de los refugiados gazatíes.

Según una encuesta del Consorcio de Protección de Gaza, entre las familias refugiadas que viven en pobreza profunda, el ingreso mensual promedio de los hogares equivale a unos 119 dólares mensuales, mientras que la deuda familiar promedio acumulada asciende a más del doble.

Uno de los hallazgos clave de esta evaluación es que, para satisfacer sus necesidades básicas, alrededor del 90% de las familias entrevistadas han acumulado una deuda significativa, en relación con sus ingresos, de una manera insostenible.

El alto nivel de endeudamiento, junto con la incapacidad de las familias para reembolsarlo, es una fuente importante de estrés y dificultades, y en muchos hogares se encuentran en riesgo de desalojo forzoso debido a su incapacidad para pagar el alquiler.

«No puedo dormir pensando en nuestras deudas», dice Sabreen. «Debemos dinero del alquiler. También debemos dinero a los vendedores en el mercado de verduras y tiendas locales. Solía pedir prestado a mi hermana, pero ahora, debido al covid-19, su situación financiera es peor y no puede ayudarnos».

La asistencia alimentaria proporcionada por la ciudadanía aragonesa a través del apoyo del Gobierno de Aragón es esencial para garantizar las necesidades básicas de esta población refugiada y brindar alivio temporal a las familias afectadas. Es vital recordar que para reducir la pobreza y la dependencia de la ayuda se requieren cambios significativos en las políticas y prácticas que dan forma a la situación de la franja de Gaza, incluido el levantamiento del bloqueo de Israel, un cese a largo plazo de las hostilidades y una resolución de la división palestina interna, entre otros.