A menos coches, menos contaminación. Solo una semana después de que el Gobierno decretara el estado de alarma por la crisis sanitaria del coronavirus covid-19, los niveles de contaminación del aire de las mayores ciudades españolas habían caído de forma rotunda. Según Greenpeace, la reducción de alrededor del 60% del tráfico rodado en Madrid y Barcelona había provocado, ya a finales de la pasada semana, que los valores medios de dióxido de nitrógeno apenas alcanzasen el 40% del límite fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Europea.

Para Greenpeace, las circunstancias excepcionales en las que ha inmerso al mundo la crisis del covid-19 pueden servir de aprendizaje para reducir las miles de muertes que la mala calidad del aire provoca cada año. Y sostiene que los registros confirman que el automóvil es el principal contaminante en las ciudades españolas

«Bastan unos días sin tráfico para despejar la atmósfera. De una situación tan difícil como la que estamos viviendo deberíamos extraer una lección: no deberíamos vacilar a la hora de tomar medidas contundentes siempre que se ponga en riesgo la salud de las personas», destaca Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de la organización ecologista.

Greenpeace resalta que la prioridad indiscutible en este momento ha de ser la lucha contra la pandemia y anima a las administraciones a que, tras el estado de alerta, analicen las consecuencias derivadas de unas circunstancias excepcionales, como es la mejora de la calidad del aire. De esta forma, podrán tomarse las medidas necesarias para garantizar que no se vuelvan a incumplir los niveles máximos de contaminación fijados por la OMS una vez superada la crisis.