Confrontamos una pandemia que no conoce fronteras. Ahora es más necesaria que nunca la acción desde una visión colectiva y cooperativa. La solidaridad es una necesidad, una demanda humana para el cuidado de la vida, poniendo a las personas en el centro, estén donde estén.

La nueva situación nos muestra todo lo que la Agenda 2030 trataba de explicar: la conexión de lo social con lo económico, lo político y lo medioambiental, o la dilución de la frontera entre lo interno y lo externo. Necesitaremos duplicar nuestros esfuerzos para construir prosperidad, seguridad climática y unas vidas mejores.

Así mismo, se vive un considerable aumento de mensajes de odio. Para contrarrestarlo, debe abordarse una política de educación para el desarrollo y la ciudadanía global sólida, estable y continuista, que garantice una sociedad crítica y comprometida con los valores de justicia social y solidaridad.

No es difícil prever el escenario en los países donde trabajamos a través de la cooperación aragonesa, con sistemas de salud mucho más frágiles y mayores dificultades presupuestarias. No debemos olvidar que los proyectos de cooperación al desarrollo, que responden a las necesidades básicas y de construcción de estructuras estables, serán aún más esenciales para sostener la vida en este nuevo contexto. Esta crisis no se puede gestionar sino compartiendo información y conocimientos, buscando soluciones conjuntas y diseñando respuestas globales, coordinadas y construidas desde el aprendizaje mutuo. No existen, y nunca han existido, los de aquí y los de allá.

Por ello, y por otras muchas razones, con el nuevo escenario insistimos que la cooperación al desarrollo se debe considerar imprescindible, ya que uno de los aprendizajes principales de esta pandemia es la necesidad de cooperación internacional para resolver los problemas globales. No podremos frenarla quedándonos en nuestras casas sin contenerla en también en América Latina y África.

Desde la Federación Aragonesa de Solidaridad hacemos llegar una serie de peticiones. Son medidas concretas, viables e imprescindibles de apoyo activo que parten del sentido común:

SBltMantener la coherencia de políticas para un desarrollo sostenible e inclusivo recogida en la Agenda 2030, así como su universalidad.

SBltReforzar la cooperación internacional para el desarrollo teniendo en cuenta el impacto que la crisis tendrá en otros países y la necesidad de movilizar recursos y capacidades extraordinarias, en especial de ayuda humanitaria.

SBltProteger y defender los compromisos existentes con el cumplimiento de los pactos por la cooperación al desarrollo.

SBltReforzar el apoyo a los sistemas de salud, las políticas públicas, servicios sociales, los medios de vida y los derechos de las personas vulnerabilizadas en los países en desarrollo.

SBltApoyar e impulsar procesos de educación para el desarrollo y la ciudadanía global, y promocionar la solidaridad y la defensa de los derechos humanos frente a respuestas de carácter aislacionista, racista y xenófobo para promover una ciudadanía crítica y solidaria.

Así de sencillo: pararemos la pandemia si somos capaces de contenerla en todo el mundo.