-¿Qué le trae por Zaragoza?

-Desde hace 18 años, vengo a menudo a Zaragoza para visitar a mis amigos que colaboran con India. En esta ocasión he venido para ver a los de Kumara.

-¿En qué colaboran con Kumara?

-En la India, los carmelitas no somos solo religiosos que vivimos en un convento. Somos una misión con la obra social, y con la obra pastoral estamos ayudando a muchos niños. Trabajamos entre los intocables, los dalit, la casta más baja del país. A lo largo de los siglos, esta gente no ha tenido oportunidades para recibir una educación, y la Iglesia se las ha dado. En 1971, los carmelitas empezaron a fundar pequeños internados para niños pobres. En el año 2004 empezamos la construcción de uno de esos internados, y un grupo de zaragozanos que siente un gran amor por la India se interesó en colaborar con nosotros. Desde entonces nos ayudan para poder darle una mejor vida a los 1.500 niños que hoy viven en nuestros centros.

-¿En qué se ha materializado esa colaboración?

-Al principio, el internado constaba de una sola habitación, sin tan siquiera baños, y había que hacer las necesidades en el campo. Pero poco a poco, con el apoyo de Kumara y la financiación de las instituciones aragonesas, hemos ido ampliándolo y mejorándolo. Hemos construido refectorios, dormitorios, aulas, una sala de estudio y baños, para dar a estos niños la oportunidad de mirar alto. Son intocables pero pueden vivir una vida digna.

-Usted mismo nació dalit, pero tuvo la oportunidad de estudiar. ¿Es el suyo un caso excepcional?

-La mayoría de los dalit de mi generación (nació en 1974) no pudo estudiar. En mi casa somos siete hermanos y la mayoría tampoco pudo. En casa todos estamos bautizados. Yo veía cómo el párroco de mi pueblo ayudaba a la gente, desde pequeño sentí esa vocación, y tuve la oportunidad de entrar en el seminario. Como fui el primero de mi promoción, y medalla de oro en filosofía, me eligieron para continuar estudiando Teología en Roma. Yo fui el primero de mi pueblo en ir a la universidad, pero la generación de mis sobrinos ya está teniendo más oportunidades. A sus padres les cuesta mucho sacrificio que puedan estudiar, pero ahora hay más acceso a la información y los dalit han tomado conciencia del valor de la educación. No era así en mi generación. Yo ni siquiera sabía que si quería podía llegar a ser médico. Pensaba que eso estaba restringido a los ricos y las castas altas. El gobierno reserva cuotas para dalits. Pero entonces no lo sabíamos. A mí, fue la orden española de los carmelitas la que me dio la oportunidad de crecer como persona.

-¿Por eso habla usted un español tan correcto?

-Sí. Pero también porque para estudiar Teología en Roma te obligan a aprender muchas lenguas, vivas y muertas, entre ellas el español. Aunque he tenido la oportunidad de practicarlo muchas veces en mis visitas a Zaragoza, y también con los amigos de Aragón que no se limitan a mandar dinero y vienen a visitar nuestra misión para ver los resultados de lo que hacemos gracias a la financiación pública aragonesa.

-O sea, que un poco de todos los aragoneses está en Andra Pradesh.

-Sí, tú vas por Andra Pradesh y es muy habitual ver un pozo con un cartel en el que pone financiado por el Ayuntamiento de Zaragoza, o un equipamiento construido con la colaboración del Gobierno de Aragón.

-¿Cómo encaja el mensaje del Cristianismo, para el que todos nacen iguales, en una sociedad dividida en castas?

-La sociedad india es mayoritariamente hinduista, y esta religión divide a la sociedad en castas. Las más puras son las altas, y las más bajas son impuras, por eso a los dalit se les llama intocables. Estos no pueden ni entrar en los templos ni en las escuelas. Pero cuando irrumpió el Cristianismo les enseñó que, para nuestro dios, todos somos iguales. Por eso, el 90% de los católicos de la India son dalit, porque la Iglesia les abre sus puertas. Todavía hay castas, pero el Cristianismo nos ha enseñado que podemos educarnos y salir de la pobreza, nos ha dado dignidad en la sociedad.

-¿Qué desventajas sigue implicando hoy en día pertenecer a la casta dalit?

-En muchos pueblos, los dalit no tienen viviendas dignas ni acceso a infraestructuras de saneamiento ni a los estudios. El Gobierno está trabajando para que esto cambie. Pero los cambios no han llegado a muchas zonas rurales. Esta discriminación viene de siglos, y harán falta más años para acabar con ella. Existen medidas de discriminación positiva para que puedan acceder a puestos en la Administración. Pero los dalit siguen teniendo muy limitado el acceso a la educación de mayor calidad, que es de pago. Y en la empresa privada, siempre van a preferir contratar a alguien de castas más altas.