- ¿Ha agravado la pandemia el racismo en medios y redes sociales?

- Sí. La pandemia ha servido como catalizador para un discurso racista y xenófobo que, aunque no es nuevo, sí se ha visto agravado. En muchas ocasiones, las personas migrantes y refugiadas han sido convertidas en chivos expiatorios a quienes responsabilizar de la llegada y propagación del virus, como otras veces lo han sido de los problemas sociales de ese momento.

- ¿Qué formas adopta ese discurso?

- Una de las más preocupantes es la creación y difusión de bulos y noticias falsas. Su gran capacidad de difusión en internet y las redes sociales hace que sea muy difícil combatirlas. Se emplea una gran cantidad de tiempo en desmentir todos los bulos que aparecen y además ese desmentido pocas veces llega a tener el mismo alcance que la noticia falsa. Quienes crean y difunden estos bulos no lo hacen de manera inocente sino como parte de una estrategia política que busca expandir el odio hacia determinados grupos. Pero no solo hay informaciones directamente falsas, también encontramos el uso sesgado de datos, la parcialidad de las fuentes, el lenguaje alarmista y sensacionalista, el uso de imágenes que vulneran la dignidad de las personas...

- ¿Se busca la criminalización del extranjero?

- El tratamiento mediático de las migraciones y el refugio es complejo. Puede que en ocasiones el desconocimiento lleve a producir discursos que de manera no intencionada criminalizan a las personas migrantes y refugiadas. Pero eso es relativamente fácil de remediar. Lo verdaderamente problemático es la criminalización llevada a cabo como estrategia para difundir el odio contra estos colectivos. Y eso es algo que realizan determinados partidos políticos y medios de comunicación de manera absolutamente intencionada y siendo muy conscientes de los efectos que buscan provocar.

- ¿Qué papel juegan las redes sociales?

- Permiten que la difusión de cualquier información, también aquellas que son falsas, tenga un alcance mucho mayor. Además, grupos de extrema derecha han invertido grandes sumas de dinero en la creación de bots, cuentas falsas que emiten o difunden y propagan ciertos mensajes concretos de manera repetida.

- ¿Como los que señalaban a los chinos al inicio de la pandemia?

- Efectivamente. Ciudadanos de origen chino o asiático fueron los primeros en ser señalados como causantes de la propagación del virus. Toda esa criminalización se tradujo en ataques físicos y verbales contra estas personas en el espacio público o en ámbitos como el laboral o el de ocio. La afectación fue tan grande para la comunidad china que muy pronto se organizaron para combatir la difusión de bulos racistas y xenófobos que les convertían en chivo expiatorio.

- ¿Se volcó después el temor en todo aquel que llegaba de fuera?

- No. A nivel mediático se puso el foco en los casos de personas migrantes contagiadas mientras se intentaba invisibilizar los casos de turistas que habían dado positivo en las pruebas. Pero, además, las administraciones aplicaron los protocolos sanitarios de manera desigual, mucho más restrictivos para las personas migrantes que llegaban por costa que para quienes accedían como turistas. Esto no tiene ningún sentido a nivel sanitario, pero sí un efecto estigmatizador sobre la población migrante y refugiada. Los protocolos contra el covid-19 deberían seguir criterios estrictamente sanitarios.

- De manera interna, ¿cuáles son los colectivos estigmatizados?

- Las trabajadoras del hogar y los cuidados, más que estigmatizadas, han sido las grandes olvidadas por las administraciones, invisibilizadas por muchos medios de comunicación y expuestas a la explotación laboral de sus empleadores, principalmente aquellas que trabajan en régimen de internas. Las administraciones no han atendido a sus reclamaciones y, cuando lo han hecho, mínimamente, han dejado de lado a todas las trabajadoras que se encuentran en situación de irregularidad administrativa y que no tienen derecho a recibir prestaciones ni protección alguna. Los trabajadores agrícolas, a quienes se condena a vivir y trabajar en condiciones lamentables, sí han sido señalados tanto por partidos políticos como por medios de comunicación y empresarios del sector por no seguir unas medidas de higiene y distanciamiento social que eran imposibles de cumplir en esas condiciones.

- ¿Y la infancia migrante?

- Son niños y necesitan de especial protección. Nos preocupa la falsa imagen que se transmite de ellos al conjunto de la ciudadanía, que tiene efectos devastadores en sus vidas cotidianas. La Administración debería combatir activamente este discurso de odio racista contra la infancia.

- ¿Se han sentido señalados quienes, como en CEAR, trabajan con migrantes y refugiados?

- Sí, pero no es nada nuevo. La derecha y la extrema derecha hace tiempo que utilizan el recurso de la criminalización de la solidaridad para acusar a activistas y organizaciones sociales de traficar con seres humanos o de favorecer la inmigración por vías irregulares. Realizamos una tarea de observancia y denuncia de vulneraciones de derechos que en muchas ocasiones es incómoda tanto para quienes gobiernan como para quienes pretenden que aún haya menos derechos y estos puedan ser más fácilmente vulnerados.

- ¿Qué propone CEAR?

- Es necesario un proceso amplio de regularización de todas las personas que se encuentran en situación de irregularidad administrativa, el establecimiento de vías legales y seguras que hagan efectivo el derecho a migrar y a solicitar protección internacional, la eliminación de obstáculos mortales en las fronteras, el cierre de los CIE, la abolición de las identificaciones por perfil racial o étnico y la aprobación de una ley integral de igualdad de trato. Apelamos a la responsabilidad de los periodistas y los medios para que no hagan de altavoz de los discursos de odio, sino que combatan de manera activa los prejuicios y estereotipos con un tratamiento riguroso e informado de las migraciones. En la página web del Observatori Sense Tòpics de CEAR Comunidad Valenciana tienen numerosos informes y recursos para consultar.