El turismo es uno de los principales motores económicos del planeta. Después de los combustibles y los productos químicos, es la tercera categoría de exportación más importante a escala global, y el año pasado representó el 7% del comercio mundial. Hasta el 2019, cuando las llegadas de viajeros internacionales alcanzaron los 1.500 millones, el turismo internacional venía experimentando una década de crecimiento ininterrumpido en todas las regiones del mundo, sin excepción.

Pero la irrupción del covid-19 lo ha cambiado todo. El turismo ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia, generando una crisis no tiene precedentes en cuanto a su tamaño y amplitud, que ha afectado a todos los elementos de su vasta cadena de valor. Las restricciones en los viajes y una caída repentina de la demanda de los consumidores han provocado un desplome sin precedentes del número de turistas internacionales.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha lanzado el informe ‘Covid-19 y la transformación del turismo’ sobre el impacto de la pandemia en este sector económico. Basándose en los últimos datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), autor principal de la publicación, advierte de que hasta cien millones de empleos directos están en peligro, y que la caída masiva de los ingresos por exportación del turismo podría reducir el PIB mundial hasta en un 2,8%.

El turismo sustenta uno de cada diez empleos en el mundo y proporciona medios de vida a millones de personas, tanto en las economías más avanzadas como en los países en vías de desarrollo. Solo en Europa, sustenta 27 millones de puestos de trabajo y miles de empresas y supone una parte importante de su producto interior bruto (PIB): en Alemania aporta el 3,9%; en Francia, el 7,4%; y en España, el 11,8%. Sin embargo, en algunos pequeños estados insulares en desarrollo, el turismo representa hasta el 80% de las exportaciones.

En todos los países del mundo, el turismo se ha visto afectado por la pandemia. Pero aquellos destinos que dependen más de este sector para la creación de empleo y el crecimiento económico están siendo los más dañados. Las pequeñas naciones insulares y los países menos adelantados de todas las regiones del mundo son también los menos preparados para absorber la conmoción. Se prevé que las corrientes mundiales de inversión extranjera directa disminuirán hasta un 40% a lo largo de este año.

Pero este desigual impacto económico no es solo una cuestión geográfica o sectorial. El informe de la ONU destaca asimismo que los grupos sociales más vulnerables que dependen del turismo están siendo los más duramente golpeados. Por ejemplo, las mujeres, que suponen el 54% de la fuerza laboral en el sector; los niños, que a menudo dependen de los ingresos de sus madres; o los pueblos indígenas, que tienen en el turismo uno de sus pocos medios de sustento.

La ONU sostiene que el turismo es un pilar esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y su secretario general afirma que este “impulsa las economías y permite que los países prosperen”, y permite “que las personas experimenten algunas de las riquezas culturales y naturales del mundo y acerca a los pueblos entre sí, poniendo de relieve nuestra humanidad común”.

Por ello, en palabras de António Guterres, “es imperativo que reconstruyamos el sector turístico” de manera “segura, equitativa y respetuosa con el clima” y así “asegurarnos de que el turismo recupere su posición como proveedor de empleos decentes, ingresos estables y la protección de nuestro patrimonio cultural y natural”.